Arminda Aberastury

por Federico Luis Aberastury

Arminda Aberastury es reconocida como fundadora de la escuela Argentina de Psicoanálisis de Niños, donde se formaron psicoanalistas argentinos y latinoamericanos. Su sistema conceptual es un ejemplo del ensamble entre una práctica teórica y su implementación en una práctica clínica.

Sus lecturas tomaron como fuente de su formación la obra freudiana y lo publicado sobre psicoanálisis de niños entre 1937 y los veinte años subsiguientes, privilegiando la obra de Ana Freud y de Melanie Klein de las cuales realizó un estudio comparativo que reveló una lectura elaborada y personal que la llevó a fijar su propio edificio teórico y el establecimiento de una técnica. Arminda se dedicó a transmitir esta técnica durante toda su vida sometiéndola sólo a cambios derivados de su experiencia clínica y la de sus colaboradores y seguidores. Reconoció a Elizabeth Goode de Garma como su principal colaboradora, con quien compartió su formación permanente.

Desde 1947 ambas dieron comienzo a la formación de psicoanalistas de niños en la reciente Asociación Psicoanalítica Argentina reconocida como Sociedad Componente por la Asociación Psicoanalítica Internacional.

Diez años después se realizó, en 1957, el primer simposio de Psicoanálisis de Niños.

Juegos, dibujos, sueños y fantasías fueron para ella las claves para la comprensión de las neurosis infantiles, su diagnóstico y tratamiento.

La fantasmática inconsciente que subyace al Complejo de Edipo, es entendida por ella como la que surge en la teoría kleiniana en relación a la deflexión del instinto de muerte como etapas y posiciones esquizo-paranoide y depresiva.

Para Arminda Aberastury estas fantasías inconscientes devienen patógenas por traumas reales causados por los padres reales en términos de ocultamientos y deformaciones. Allí se suman las formas de efectivizar la amenaza de castración en la yugulación de las manifestaciones masturbatorias de la sexualidad infantil y en acompañar inadecuadamente al niño en la polaridad conflictiva entre su necesidad de destruir y la capacidad de amar.

La importancia que atribuía a las relaciones con los padres para el destino de las futuras relaciones de objeto explica la jerarquización de una historia clínica exhaustiva con una anamnesis pautada previamente.

Revista Sinopsis

Imagen: Fotografía Liliana Mato 2023, Mar del Plata


Las condiciones de una primera hora de juego diagnóstica donde el niño es capaz de expresar tempranamente conciencia y fantasía de enfermedad así como fantasía de curación. En consecuencia, para ella es posible la psico-profilaxis de la neurosis infantil que es a su vez el núcleo de la psicopatología del adulto.

El psicoanálisis del niño desde muy temprana edad, los grupos de padres y la escuela para padres son una derivación coherente de su concepción de una profilaxis del enfermar en la infancia además de la eficacia en el tratamiento de los cuadros sintomáticos.

Arminda Aberastury creía en la utilización de la transferencia como instrumento en la cura analítica para contraponerla a las repeticiones patógenas derivadas de las relaciones con los padres como objetos primordiales.

Detectar sus fantasías de enfermedad y de curación deben ser aprovechados en función de la instalación de la transferencia, la cual posteriormente debe ser interpretada en sus manifestaciones positivas y negativas.

Reemplazada la asociación libre propia del análisis de adultos por el lenguaje pre verbal, especialmente el juego, y probada la capacidad del niño para comprender la interpretación y establecer una transferencia con el terapeuta, Aberastury afirmaba que estaban dadas todas las condiciones para considerar una técnica de psicoanálisis de niños con fundamentos similares a la del psicoanálisis del adulto.

Arminda Aberastury consideró que los progresos en la técnica que ella proponía permitirían:

1-El análisis de niños pequeños, desde los 15 meses.
2-El tratamiento analítico de afecciones psicosomáticas como la úlcera gastroduodenal, asma bronquial, eczemas, colitis ulcerosa, etc.
3-La psicoprofilaxis de las neurosis infantiles como consecuencia de etapas evolutivo-genéticas.

Según A. Aberastury a cada etapa del desarrollo le correspondían determinados juegos que era necesario comprender y facilitar, para no trabar su evolución normal.

En 1957, durante el XX Congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional realizado en París en julio y agosto de ese año, presentó un trabajo titulado: “La dentición, la marcha y el lenguaje en relación con la posición depresiva” que consideró un aporte fundamental para la comprensión del primer año de vida.

Allí, señaló la existencia de una etapa genital previa a la fase anal en la cual la unión pene–vagina reemplazarían al de la boca con el pecho y donde las fantasías destructivas que dominan esta fase determinan el abandono del vínculo oral que debe ser reemplazado por otro.

Su investigación en colaboración con odontopediatras y psicoanalistas de niños en gestaron avances en el terreno de la odontopediatría y el psicoanálisis infantil. En relación al diagnóstico, además de la hora de juego diagnóstica, introdujo un juguete de su invención destinado al juego de construir casas, que acompañó de un texto con indicaciones para su uso e interpretación y que aconsejaba incluir en el proceso diagnóstico en niños mayores de cinco años.

En la entrevista inicial con los padres no debían faltar lo que consideraba datos básicos:

a) Motivo de consulta.
b) Historia del niño.
c) Relato de un día de vida común y de un domingo o feriado.
d) Relato del día de su cumpleaños.
e) Relato de cómo es la relación de los padres entre ellos, con sus hijos y con el medio familiar inmediato.

Sus escritos ilustran estos ítems con abundantes ejemplos clínicos fundamentados desde su posición teórica.

La transmisión de su técnica se caracterizaba por indicaciones muy precisas sobre cómo convenía que fuese el consultorio, el material de juego, el uso del cajón individual y las consignas que se debían comunicar al niño vinculadas a la reserva, el horario de encuentro, así como la forma en que se discutiría con él lo relativo a entrevistas con los padres durante el tratamiento y el hecho del pago de honorarios por el tratamiento y su implementación.

También consideraba y planteaba las condiciones y aptitudes para ser analista de niños y los requisitos de estar informados sobre juegos, cuentos e historias que son las propias del mundo infantil. Su teoría incluía las características del fin de análisis, planteando además, que si bien el psicoanálisis del niño favorecía el desarrollo, no era un seguro de salud mental para toda la vida.

Sus grupos de estudios eran dinámicos. Se trabajaba con la presentación de pacientes donde vigilaba que se cumplieran los datos básicos de la anamnesis.

Se operaba sobre la técnica en cada caso singular y se practicaban verdaderos ejercicios de estilo para aprender a formular la interpretación en forma adecuada a cada caso y edad.

Mayo de 2022