YACO GUTMAN (agosto 2020).

Nora Leal Marchena, Viviana A. Peskin

En este número 65, la sección Perfiles de la Psiquiatría Argentina está dedicada al Dr Jacobo Gutman, Yaco, quien ha fallecido recientemente el 30 de julio de este año. Su extenso recorrido en la profesión, tanto de psiquiatra como psicoanalista, aquí y en el exterior, ha dejado una marca en quienes lo hemos conocido.

Explorando los distintos espacios en donde ha participado se observa un compromiso ético con sus colegas, pacientes, alumnos y con el contexto social. Realizando una mirada histórica, el lugar de lo social y su repercusión en la subjetividad y subjetivación, no siempre fue incluido o tenido en cuenta desde el campo psi. Los distintos espacios habitados por Yaco dan cuenta de este aspecto, tanto en APSA como en APA.

A continuación, incluímos una cita de un texto escrito por la Dra Elsa Wolfberg a partir del homenaje que se le ha realizado en APSA:

“Yaco, psiquiatra y psicoanalista, sostuvo un compromiso activo con las instituciones y con lo social, y eso se traducía en sus presentaciones y colaboraciones, con la mira puesta en el crecimiento y apertura del psicoanálisis y de lo institucional a la sociedad.”

Creemos importante desde Revista Sinopsis retomar algunos aspectos de su vida, agradeciendo a su hijo Daniel el escrito que nos ha hecho llegar, para homenajear a su padre, que fue difundido como homenaje en la Asociación Psicoanalítica Argentina, otra asociación en la cual tenía activa participación.

No es menor, para pensar su recorrido, los datos en torno a su nacimiento en 1933, en una familia de inmigrantes polacos judíos, quienes habían arribado a Argentina, a la colonia Judía de Moises Ville, en la Provincia de Santa Fé, unos años antes de su nacimiento.

Cuenta Daniel, su hijo, en su homenaje, que sus abuelos no tenían nada, ni siquiera un oficio. Subsistían de lo que su madre cocinaba para algunas celebraciones judías, ya que su padre no tenía un trabajo estable. Es así que Yaco, su pre-adolescencia, comenzó a trabajar como ayudante de verdulería, para ayudar a su familia.

También señala Daniel, su hijo, que fue el único que estudió en la universidad, pero incluso durante esos años de estudiante, trabajaba en una fábrica de portafolios de cuero.Obtuvo su título de médico en el año 1957, y en el 58, al igual que los hijos de otras familias de inmigrantes judíos de la época, decidió subirse al barco para ir a Israel a continuar su formación, pero también a compartir la experiencia colectiva, dada la reciente fundación del Estado de Israel en 1948. Ese gesto puede ser pensado en relación a su compromiso social rescatado desde los distintos espacios en los que participó, también por su vida en comunidad en Kibutz.

Ya en su regreso a la Argentina, a Buenos Aires, estuvo en el Servicio de Psicopatología del Policlínico de Lanús, junto a Mauricio Goldenberg y en el Hospital Italiano.

Citamos aquí unas palabras de Daniel, en relación a su padre, y su ética de trabajo:

“Era muy responsable, quizás demasiado. En casa, cuando sonaba el teléfono, todos teníamos que hacer silencio porque tal vez era un paciente y se le debía una atmósfera de respeto.”

Su hijo recuerda su pasión por el tango, el fútbol y los viajes, como también la relación amorosa con su esposa, que fallecería 6 años antes que Yaco y a quien cuidó y acompañó hasta el último momento.

En estos últimos años, según cuenta Daniel “siguió activo y nunca se rindió. Se anotaba en cursos de filosofía. Iba a charlas en la Biblioteca Nacional. Las reuniones de APSA y de la Asociación Psicoanalítica Argentina las siguió incluso durante la pandemia, por zoom. También mantuvo a todos los pacientes que pudo hasta donde pudo.”

Dice su hijo Daniel: - Aunque logró muchísimos éxitos en la vida, jamás se sintió un triunfador. - “Me quedo con su lucha, con su voluntad, con sus aciertos y con sus errores, y con el orgullo de ser su hijo”.

Participaba y disfrutaba de todas las reuniones que se hacían con amigos y compañeros, siempre contando algún chiste o algún relato de vida.

Revista Sinopsis

Disfrutando con amigos y compañeros. Casona del barrio de Belgrano 2019. Foto cedida por Nora Leal Marchena


Fue formador de residentes en el Servicio de Psicopatología de Lanús, admirado y respetado como un profesional con criterio y experiencia.

Su nombre aparece asociado, dentro de la Salud Mental, al compromiso con el prójimo y con el levantamiento de los muros que se construyen en torno a las instituciones o asociaciones. Esa apertura está ligada a los otros, la sociedad, cómo así también al intercambio entre asociaciones, instituciones. No es casual que el Dr. Horacio Vommaro, señala en su escrito sobre “La represión de la profesión psiquiátrica en la Argentina” del número 55 de Revista Sinopsis ( cuando todavía era una publicación en papel), que fue él quien encontró y le acercó el Informe de Amnistía Internacional sobre la situación de los psiquiatras durante la represión. Como también, relata la Dra. Elsa Wolfberg que formó parte de la firma del acuerdo de cooperación entre APA y APSA, con el entonces presidente de APA, Dr. Andrés Rascovsky, el de APSA, Dr. Juan Carlos Stagnaro…- y Yaco y ella en representación de ambas entidades-.

Mereció como coautor el premio de comunidad y cultura de Fepal del año 2010. Fue el único trabajo en la historia de los premios de Fepal que obtuvo un puntaje unánime de 30 puntos sobre 30 por parte del jurado. En este artículo se da cuenta de cómo desde dos instituciones psicoanalíticas brindaron tratamiento a más de mil familias que se vieron afectadas por la crisis del 2001 relatando la experiencia conjunta de APA y Apdeba en el proyecto Tzedaka, con familias de desocupados, adaptando técnicas y criterios psicoanalíticos a una experiencia solidaria masiva con la comunidad. Es interesante ver cómo los autores, también inmersos en el contexto adverso, piensan qué uso hacer de su saber para un bien común, social. Por ejemplo, dicho en sus propias palabras:

“ (...) priorizamos los tratamientos grupales usando como consigna que todo paciente era agrupable hasta que se demostrara lo contrario, en cuyo caso se lo derivaba a tratamiento individual. Hicimos esto por dos motivos: primero, para tratar de ayudar a la mayor cantidad de personas posible, y segundo, para promover la reconstrucción de lazos individuales y sociales, facilitando así la elaboración del desconcierto y la perplejidad que la situación les producía en contacto con otros (...)”

Allí mismo los autores también dan cuenta de la falsa dicotomía entre el trabajo psicoanalítico como algo individual, de las intervenciones sociales, compartimos aquí un fragmento que da cuenta de esta conceptualización:

“El psicoanálisis partió de fenómenos intersubjetivos para entender lo intrasubjetivo. Se instaló una técnica basada en lo intersubjetivo (transferencia) para entender lo intrasubjetivo. Actualmente lo transubjetivo aporta a la comprensión de lo inter y lo intra. Creemos conveniente dejar de lado la falsa antinomia entre trabajar desde una u otra de estas perspectivas (...)”.

Creemos que ahí radica el valioso aporte de este trabajo, no es sólo el escrito sino el salir de las cuatro paredes de la institución para acercarse a quien o a quienes padecen. Relata la valiosa y valiente tarea de salir de la comodidad del sillón de analista, para enfrentar la realidad social y trabajar en re armar ese entramado social. Estos aspectos no son menores, teniendo en cuenta el contexto actual que nos toca vivir. Incluímos aquí finalmente la cita de cierre del artículo, que nos parece pertinente y una propuesta hacia el psicoanálisis y la psiquiatría:

“Pensamos que la reflexión y discusión acerca de los aspectos sociales de la realidad externa –en tanto interrogación sostenida y conjunta con otro– debería funcionar como un movimiento permanente para evitar que el psicoanálisis ignore la comunidad y se disocie de ella.”

Ha escrito un capítulo del libro Violencia, del Apego a lo Social, presentado en el Congreso de APSA 2014 llamado “El Mal”. En él realiza un recorrido sobre las distintas teorías y posibles definiciones en torno a este concepto. Al final de su texto, se encuentra una cita sobre la responsabilidad, de nosotros mismos y para los otros. Volviendo a esta característica que se rescata en sus participaciones, sobre su compromiso social como un modo de asumir esa responsabilidad, y de luchar contra el mal a partir de formar parte de un entramado en el cual se pone en juego el saber de cada uno para sostener el entretejido social. El sostenimiento de los vínculos humanos, sería esa apuesta.

A continuación mencionaremos participaciones en distintas asociaciones.

Fue Presidente del Comité de Recertificación en Psiquiatría de la Asociación Médica Argentina destacándose como un gran compañero.

Revista Sinopsis

Almuerzo luego de la jornada de certificación en AMA. Santa Fe y Libertad. Nora Leal Marchena. 2019


Fue cofundador del Capítulo de Criminología y Psiquiatría de APSA y vicepresidente del Capítulo Violencia Social y Salud Mental. Sus compañeras del Capítulo lo describen como un ser luminoso y sensible, siempre con sabiduría y buen humor. Fue designado socio honorario de APSA en 2016. En este breve recorrido sobre su vida, su participación en las asociaciones vinculadas a su trabajo profesional, ha dejado una impronta que seguramente perdurará, entablando vínculos entre las asociaciones y hacia la comunidad para que las nuevas generaciones de colegas puedan habitar esos espacios y transitar esos puentes construidos.

Revista Sinopsis

Portada libro "Violencia, del apego a lo social", Letra Viva 2015. Imagen cedida por Nora Leal Marchena