Género HumanE. Actualización desde la Psiquiatría Antropológica.

En el XXXIV Congreso Argentino de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA) que se desarrolló en Mar del Plata en 2019, el Capítulo de Psiquiatría Antropológica presentó una ponencia llamada: Género HumanE. Actualización desde la Psiquiatría Antropológica.
El objetivo era abordar los conceptos acerca de los cambios en las relaciones humanas y la clínica psiquiátrica actual desde perspectiva Psiquiatría Antropológica.
El presente artículo está dividido en tres partes, por expositor, con su respectiva bibliografía.


Revista Sinopsis
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Resumen: Desde la biología evolutiva el Género Humano “Homo” (Lat. Hombre, humano) se ubica entre la familia Hominidae y especie Homo sapiens. El género, entonces, reúne aspectos evolutivos hasta el contemporáneo Homo Sapiens. Partiendo de lo taxonómico a las controversias y distinciones: sexo, género y salud en los discursos psicológicos y psiquiátricos actuales, los cuales, adecuan como el resto de las ciencias médicas los cambios socio-culturales que advienen.
Las prácticas “socio-sexuales” y las percepciones sobre el Género Humano constituyen en la actualidad un re- evolución con características específicas. Son comprendidas desde, las clasificaciones, dinámicas de roles y nuevos abordajes y perspectivas técnicas y profesionales. De manera creciente el discurso y percepciones de los medios de comunicación, modelos de familias, lo jurídico y la clínica en el campo “Psi” se re-posicionan rápidamente.
La concepción de Salud Mental, formulación que necesita de sus propios límites y alcances, se ve interpelada y una revisión etnográfica contemporánea debería ahondar en nuevos paradigmas.

El género como cuestión social: breve recorrido por la historia de la categoría.

Corina Comas
corinacomas@gmail.com

Los desarrollos que surgen en siglo XIX acerca de la situación de la mujer en la sociedad occidental posibilitaron que en el siglo XX profesionales mujeres de distintas disciplinas iniciaran el debate acerca de la ausencia de la mujer como sujeto y objeto de investigación. Aparece así en el campo de las ciencias sociales la mujer como un nuevo sujeto social, posible de investigar. Sin embargo, no es sino hasta la década del ’70 que el concepto de “género” desplaza el interés centrado en la mujer, dando lugar así a un nuevo objeto de conocimiento. En ese contexto, la categoría de “género” hace referencia a los atributos históricamente otorgados por la cultura a varones y mujeres. No obstante, al poner el énfasis exclusivamente en la interpretación y denuncia de la condición discriminada y subordinada de la mujer, los primeros estudios olvidaron otras facetas de las relaciones de poder, que involucran a varones y mujeres, cual sea su identidad de género.
En la actualidad, más allá de las diferencias en la perspectiva teórico-ideológica, existen acuerdos en cuanto a que no es posible sostener la noción de “género” como un concepto totalizador, pues en ese caso se estarían negando las múltiples determinaciones que constituyen al sujeto, tales como la etnia, la edad, la posición social, la religión, entre otras. A modo de síntesis podemos concluir que el “género” es:
  • Una categoría trans (transdisciplinar/transversal).
  • Siempre relacional (lo masculino/lo femenino/lo transgénero/lo intragénero).
  • Social e históricamente construida (los atributos asignados a los géneros varían espaciotemporalmente).
Una categoría que no puede ser considerada en forma pura o como concepto totalizador (se entrelaza con otros aspectos constitutivos de la identidad). Siguiendo a Gloria Bonder (1998) es posible afirmar que el “género” no es una propiedad de los sujetos ni un constructo condenado a la permanente reproducción. La autora plantea que “la cuestión de género” impulsa a detectar y explicar cómo los sujetos se en-generan en y a través de una red compleja de discursos, prácticas e instituciones situadas que otorgan sentido a la definición de sí mismos y de su realidad. Del mismo modo, para Rita Segato (2010) los géneros no son más que “transposiciones del orden cognitivo al ordenamiento empírico”, un arquetipo complejo que escapa a la observación directa. Así, “lo masculino” y “lo femenino” constituyen posiciones relativas más o menos representadas en forma estable por anatomías de varones y mujeres, donde la biología ya no puede ser pensada como el fundamento de la jerarquía, porque esa jerarquía deviene de una estructura abstracta que establece el orden del sistema.
Para Segato, la “argamasa para la sustentación jerárquica del sistema” es la violencia moral (todo aquello que implica agresión emocional, sea un acto deliberado o no, sea verbal o no verbal), que por su carácter invisible y capilar se vuelve sumamente eficaz como forma de subordinación al estar naturalizada y arraigada en los valores sociales.
En este marco, la autora postura que los varones son las primeras víctimas de los mandatos de la masculinidad y a diferencia de las teorías feministas que proponen la salida de la sociedad patriarcal a través de la defensa de la igualdad de oportunidades para mujeres y varones, para Segato no se trata de modificar el comportamiento y los roles en la división sexual de trabajo sino de “minar, degastar y desestabilizar sus cimientos y la ideología que de ellos emana”.
Que discutamos sobre los modos en que la cuestión de género irrumpe en la clínica, nos lleva a postular que no hay clínica sin compromiso ético-político y sin una mirada antropológica del sujeto, en tanto toda intervención en el campo de la salud mental se despliega en un escenario configurado por condicionantes históricos, políticos, económicos y culturales, que se imponen, que invaden y desbordan nuestras categorías técnico-disciplinares. La cuestión de género, podemos decir entonces, es la brecha que se abre entre el sistema jerárquico que sostiene el orden social y las rupturas que genera la circulación entre las posiciones.
Sin desconocer la función antropológica de las leyes, cual es garantizar a las nuevas generaciones lo ya dado, el mundo social que nos precede, el ordenamiento social en que vivimos los avances en la legislación son condición necesaria pero no suficiente para garantizar la igualdad entre los géneros, si ello no se acompaña de profundos cambios en la institucionalidad social y en la ideología que la sustenta.

Bibliografía:



Revista Sinopsis
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Aportes de la antropología al concepto de género: Ampliando la mirada del psiquiatra

Valeria Giocondo
vgiocondo@gmail.com

Según Claude Lévi-Strauss (2011): "Los antropólogos están para dar testimonio del modo en que vivimos, los valores en los que creemos no son los únicos posibles; que otros tipos de vida, otros sistemas de valores han permitido y permiten aún a algunas comunidades humanas alcanzar la felicidad". Estas palabras son tan ciertas hoy, como en las conferencias del año 1986 en Tokio, Japón en las que participó.

El objetivo de la antropología en el sentido más amplio es descubrir, analizar y buscar las diferencias entre las culturas; encontrar lo que es universalmente humano y separarlo de aquellas concreciones culturales que distinguen unas sociedades de otras. En lo que refiere al concepto de “género” en particular, pone el interés en la forma en que la cultura manifiesta las diferencias entre hombres y mujeres (Guasch, Mas, 2014).

El concepto de “género” existe hace cientos de años, pero comienza a ser usado como categoría en los años '70. Los polos de las corrientes neo-evolucionistas y culturalistas intentan entender la relación entre evolución biológica y el comportamiento socio-cultural. Pero antes de considerarse al “género” como categoría, hubo una serie de importantes antecedentes en las ciencias humanas:
  • En 1935 Margaret mead realiza un estudio sobre sexo y temperamento en tres sociedades primitivas de Nueva Guinea que marca un inicio en el cambio de la concepción de género ya que concluye que no existe correspondencia entre sexo y género.
  • En 1937 George Murdock realiza un análisis transcultural de la división sexual del trabajo, concluyendo que no todas las especializaciones por sexo tienen que ver con las diferencias biológicas.
  • En 1942 Ralph Linton realiza una distinción entre status sexual y rol.

Joan Scott en su texto "Gender: A Useful Category of Historical Analysis" (1986) dice que el “género” es: un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que existen entre los sexos, una forma primaria de relaciones significantes de poder y una categoría transversal compuesta por símbolos culturales, conceptos normativos, nociones políticas e identidades subjetivas, dando cuenta de la complejidad que implica el concepto de género. ¿Es en función de las relaciones sociales y de poder, que surgen dentro del campo de la antropología, trabajos que intentan responder porqué si los roles sexuales son construcciones culturales son siempre las mujeres las que están excluidas del poder público y relegadas al espacio doméstico? En contra de la “diferencia” vuelta desigualdad se levanta el feminismo a finales de los años 70 y, en común con los estudios de género, analizan la subordinación de la mujer dentro de la sociedad.
Sullerot y Monod (1979) estudiaron “el hecho femenino “desde una perspectiva que incluye lo biológico, lo psicológico y lo social. Llegaron a la conclusión de que las diferencias eran mínimas y no explican la superioridad de un sexo sobre otro. Una de las conclusiones que puede extraerse de la antropología feminista es que nos ofrece una comprensión más amplia del ser humano. No podemos reducir a la mujer a una sola categoría, siendo el colectivo femenino muy heterogéneo, pero sí podemos afirmar que todas tienen algo en común: un status de género inferior, con un acceso estadísticamente inferior a posiciones de poder y prestigio.
Interesa también el aporte de la antropología a un tema que hoy nos convoca y preocupa en el campo de salud mental que es la identidad de género y la transexualidad ya que nos hace cuestionar nuestras bases. A propósito de este tema Oscar Guasch y Jordi Mas (2014), sociólogos españoles, que investigaron sobre la construcción médico-social de la transexualidad en su país en el periodo de 1970 al 2014. Los autores proponen diferenciar tres periodos para el análisis de la transformación de la cuestión transgénero: periodo pre- gay (1970 a 1982), periodo gay (1982-2005), periodo post gay (2005 a la actualidad). Cabe remarcar que éstas tres etapas históricas se superponen y coexisten.

En la etapa pre-gay se habla de categorías de “travestis y travestis operados”. El contexto social era de una profunda transfobia y homofobia, siendo la homosexualidad en esa etapa prohibida por la ley española. En la siguiente etapa, del periodo gay, se habla de “categoría transexual”. Es una etapa democrática, de desarrollo económico y la homosexualidad masculina inicia un proceso que va a encumbrarla socialmente: se importan modelos anglosajones de homosexualidad con masculinización de marcadores de género, crecen las organizaciones sociales y políticas homosexuales, la visibilidad de las personas transgénero se considera un error estratégico en el combate por la aceptación social, por lo que pasan a ser rechazados por la comunidad gay. En esta etapa la medicina concibe a la transexualidad como una constante antropológica tratada indebidamente por falta de tecnología, en cambio las ciencias sociales consideran que es un fenómeno sociocultural que aparece cuando la biomedicina empieza a intervenir en los cuerpos. En la última etapa, con la entrada a España de la ley de matrimonio igualitarios, existe un aumento de la visibilidad de las personas transgénero y se consolida la gestión médica de transexualidad. Se maneja un concepto más amplio de transvestismo y transexualidad. Existe un activismo político intenso cuestionando la gestión médica de la transexualidad. Las ciencias sociales usan la palabra transgénero para identificar a personas de diferentes culturas que desarrollan identidades de género no binarias. De la tolerancia se pasa al reconocimiento y a la regulación a través de la ley.

A modo de reflexión espero que podamos ser humildes desde nuestro lugar médicos especialistas en Psiquiatría para poder escuchar los cambios socio-culturales que estamos atravesando y lo suficiente valientes para cuestionar a nuestros grandes maestros, atreviéndonos a corrernos de nuestra zona de confort y la práctica clínica cotidiana para repensar las bases de nuestras teorías actuales.

Bibliografía:



Revista Sinopsis
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Género Humane

Sergio Orlandini
sergio.orlandini@gmail.com

El “Género” generó cambios. Es frecuente al hablar de “género” que se piense automáticamente en “lo femenino”, en “el feminismo”. Tan proscripto ha estado ¡lo femenino” y relacionado con las problemáticas de definiciones, de roles, de poderes, que emerge predominantemente como reivindicación en la actualidad. En la “guerra de los sexos”, “lo femenino” aparece relegado a la pérdida, la envidia, la histeria, al no poder, a lo débil, lo pasivo y secundario. En la definición de género como “representación” “lo femenino” se vigoriza y hoy ocupa un lugar activo y revolucionario en las estructuras socio-culturales unido a otras luchas emancipadoras. La reinterpretación de lo biológico (determinante en las ciencias positivistas desde finales del siglo XIX) y tomando en cuenta lo representacional, lo fenomenológico y lo comunicacional está transformando las relaciones sociales (y la vida) en los últimos tiempos. Aun así, esta introducción es binaria, se refiere a mujeres y a hombres. En el medio social, y por lo tanto en nuestra práctica, se manifiestan otros géneros y continúan la “salida del armario, a lo social” de lenguajes (inclusivos), nuevas denominaciones y formas de vivir: LGTBIA (+), sororidad, transfobia, drag King, drag queen, cisgénero, fluido, etc.

El discurso de la salud también es escenario del cambio de la mujer y la sexualidad en general. Desde la salud reproductiva y los consultorios para la mujer hasta en nuestra especialidad la Psiquiatría: Sexualidad y trastornos en los diagnósticos (eje I). Sexualidad ejes II al IV (DSM IV) Contexto y entorno y escalas generales de estrés. También sobre Géneros y terapeutas: preferencias en la atención función del terapeuta. Internación por género, estructuración de los espacios de internación en psiquiatría según el género, ética, seguridad y protección para las personas en atención.

Una alegoría del cambio de paradigma. En 2018 fue publicado en varias revistas científicas norteamericanas el “descubrimiento” de un nuevo órgano en el cuerpo humano, el interstitium (Benias PC, Wells RG et al 2018). Aunque conocido el espacio entre los órganos corporales no había tenido como hasta ahora una connotación de órgano. La técnica de observación más dinámica de los tejidos vivos (diferenciada de los cortes estáticos bajo el microscopio) abrió una dimensión no reconocida de posibilidades diagnósticas y terapéuticas. Ampliar el paradigma del conocimiento, sobre lo que rodea a los fenómenos vivos, las nuevas connotaciones y la importancia de lo dinámico para la investigación tiene en el caso de la diversidad sexual y los posicionamientos de la psiquiatría una posibilidad de renovación teórica y pragmática. Otro ejemplo: desde 2018 es legal en Arabia Saudita que las mujeres puedan conducir automóviles, lo que se considera extremo en otras realidades tiene en nuestro medio, el equivalente de las burlas y reproches que soportan las mujeres conductoras locales.

Los planteos teóricos se desarrollan, las legislaciones son cada vez más inclusivas, el lenguaje se modifica. Los medios reflejan los cambios y las valoraciones. En la salud mental se despliegan estrategias de acompañamiento a los “cambios de sexo” y se transiciona del sexo al género, se ilegalizan las terapias de reconversión sexual entre otros. Los cambios en las clasificaciones de trastornos de la salud mental llegaron a concensos internacionales, a la filosofía, a la economía, al arte y a la política. Nuestra especialidad está acompañando estos cambios al mismo tiempo que, cambia de forma definitiva, nuestra forma de pensar y actuar en temas ejes de nuestro sujeto y objeto de trabajo.

Los cambios sociales, es sabido participan en la conformación del psiquismo individual (Tudge, Winterhoff P.A, 1993) a través de mecanismos de mediación cultural los individuos aprehenden la realidad, esta realidad está en constante transformación. En una reciprocidad difícil de definir, nuevos órdenes se van estableciendo. Los cambios de la cultura de masas, la nueva economía y tecnología, la caída de ideales y de las figuras de autoridades (personajes de autoridad, religiones, etc.) las transformaciones en los Estados, las migraciones, los procesos de descolonización, etc. se relacionan con una modernidad, amores y sociedades “líquidas” (Bauman, 2000), una filosofía con pensamientos “débiles” (Vattimo G. 1988), un mundo multipolar y el empoderamiento de mujeres, jóvenes y la visibilización mediática y política de nuevas representaciones en los géneros que ya han estado presentes (minimizadas) en la humanidad.

Nuestra especialidad: la psiquiatría incorpora, como ninguna otra, en la familia de las especialidades médicas, las características representacionales e interpretativas que realizan las personas tanto de su medio, como sobre sí mismos y sobre los “otros”. No es de extrañar que la dimensión antropológica, que crea y rodea a la praxis psiquiátrica, esté relacionada intrínsecamente con las identidades y prácticas sociales tanto de profesionales como de los pacientes.

Desde el conocimiento taxonómico, el origen de nuestra especie homo sapiens ya describe en los textos e ilustraciones al Homo (del latín hombre, del griego igual) una representación asimétrica masculino/femenino. Lo masculino totalizador. Las dificultades de la mitad de la humanidad constituyen una constante tensión y posibilidades de enfermar, en la actualidad. La irrupción del lenguaje inclusivo (sustitución por x, @, e del masculino predominante) contienen los cambios del idioma y la sociedad. El discurso jurídico también se ha adelantado al psiquiátrico (Ley 26.743 De Identidad de Género, Argentina, 2012) a las clasificaciones y modelos atencionales en el área de la sexualidad. Esperemos que la Psiquiatría se delante en modo propositivo a una convivencia más sana y rica valorando la diversidad humane.

Bibliografía:



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