¿Por qué puede ser útil la enseñanza del psicoanálisis a los psiquiatras?
Entrevista al Dr. Leonardo Peskin

Entrevista a cargo de los Dres. Julieta García Mega, Maximiliano Cesoni y Viviana A. Peskin



Revista Sinopsis


Dr. Leonardo Peskin

En representación del Capítulo Psiquiatras en Formación (PEF) de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA): Julieta García Mega, Maximiliano Cesoni y Viviana A. Peskin convocaron al Dr. Leonardo Peskin para dar cuatro clases en donde se tomaron ejes centrales de la teoría psicoanalítica para pensarlos a la luz del psicoanalista francés Jacques Lacan. A continuación compartimos una breve entrevista en donde el Dr. Peskin comenta sobre la importancia del Psicoanálisis en la Psiquiatría. Al final se encuentran los videos de los cuatro encuentros junto con el material de lectura recomendado en cada clase.
A continuación incluimos un breve resumen sobre la trayectoria del Dr. Leonardo Peskin:
El Dr. Leonardo Peskin es médico psicoanalista. Miembro titular, didacta y profesor titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), full member de la International Psychoanalytical Association. Profesor en postgrados y doctorados universitarios. Presenta numerosos trabajos publicados en revistas y libros de psicoanálisis. Es autor de dos libros, Los Orígenes del sujeto y su lugar en la clínica psicoanalítica y La realidad, el sujeto y el objeto.

¿Qué aporta el psicoanálisis que puede ser importante para la psiquiatría?

Me parece que es una pregunta que merece algunos comentarios antes de ser respondida, paso intentar exponerlos:
La psiquiatría como rama de la medicina es muy anterior y abarcativa que el psicoanálisis. Como toda disciplina derivada de la medicina, se va nutriendo a lo largo de los siglos de todo avance científico disponible, eso la lleva a ser siempre una teoría y práctica en progreso. Que la defina como en progreso no indica que siempre mejora la calidad de sus saberes o métodos, sino que está en permanente cambio y recambio. Se abandonan conceptos y prácticas, al mismo tiempo se incorporan otros conceptos y otras prácticas, y especialmente se sustituyen concepciones antiguas por nuevos enfoques. Reconozcamos en este proceso de transformación continua que también se producen regresiones que se reflejan en malas teorizaciones y malas prácticas. Y consideremos que en épocas previas puede haber habido algunas prácticas que hayan sido más adecuadas e incluso algunas teorías más acertadas.
Todo esto es la evolución natural de una disciplina que se encuentra entre ser una ciencia y ser un arte. Probablemente algunas de todas estas idas y vueltas dependen del espiral del conocimiento, pero como acontece con toda evolución humana está sujeta a políticas y, por ende, manejos de poder. Más allá de todos los problemas que derivan de las conveniencias, eventualmente económicas, se instalan sistemas de creencias que en la medida que adquieran un carácter de fe, al modo de la religión, tienden a estancar los cambios. Recordemos que los actos de fe se basan en no cuestionar los misterios. Muchas veces la palabra enunciada por un Maestro es irrefutable, aunque puede estar equivocada.
Aclaradas estas condiciones de base, que son universales para toda disciplina o práctica humana, lo que ofrece el psicoanálisis es una propuesta de interrogación que trascienda las apariencias y lo supuestamente establecido. La idea más característica que trae el psicoanálisis es el ejercicio de la investigación acerca de las motivaciones latentes de todas las cuestiones. Por supuesto que, como es inevitable, trae una nueva teoría cuya piedra fundamental es el axioma de la existencia del Inconsciente. Detrás de toda conducta, decisión o pensamiento humano habría un determinismo que provendría de una dimensión velada, lo Inconsciente, que es a la que Freud dedicó toda su obra a intentar develar. En este camino termina construyendo un enorme edificio teórico y propone un método que pretende ser terapéutico y al mismo tiempo investigativo. En realidad, desde la perspectiva de la tarea clínica, se mancomunan ambas cuestiones, mediante la misma práctica de investigación se iría produciendo la cura. Sin pretensiones de omnipotencia se plantean los límites a esta eficacia y los límites para alcanzar ciertos conocimientos, cuando puede ser aplicable el método y cuando no. El impedimento de abordaje terapéutico no limita la posibilidad de pensar psicoanalíticamente un caso. Además, en el avance de creación teórica, van produciendo nuevos conceptos y se van haciendo modificaciones de la técnica de aplicación del método. Por ejemplo, en el camino de la investigación, Freud se encuentra con una teoría anexa, tan importante como la del Inconsciente que es la teoría del Narcisismo, que pone en un debate aún inconcluso el papel del Yo, sus cualidades y la patología derivada de sus disfunciones. Esto lleva, según como se lo piense, a cambios en el criterio de abordaje clínico y el tratamiento de los pacientes.
A raíz de sus características esta nueva concepción, me refiero al psicoanálisis en general, que aún no tiene dos siglos, se definiría como una disciplina con fundamento conjetural. Si bien sin la aceptación de algunas cuestiones como establecidas, entre ellas la existencia del Inconsciente, no se podría plantear ninguna conjetura. No obstante, toda conjetura estará puesta a prueba. Esto abarca tanto la práctica terapéutica, como los tratamientos de los pacientes, como la práctica teórica, creando nuevos conceptos. Es decir, que sería una disciplina permanentemente auto interrogada, la pregunta del porqué de todos los acontecimientos y actitudes humanas estaría puesta en acción permanentemente y deriva en la propia interrogación acerca de los resortes que llevan a cierto enfoque. Esto lleva a que los que se introducen en esta línea como especialidad tengan que entrenarse en un tratamiento personal psicoanalítico y supervisar sus casos, desde ya estudiar la teoría. Creo que ese método de analizar el porqué de los hechos y conductas, si bien tiene un riesgo “paranoidizante”, garantiza cierto humanismo que es el que no debemos perder cuando trabajamos con nuestros semejantes. En definitiva, lo que les pasa a nuestros pacientes nos pasa a todos en alguna magnitud diferente, algunas veces menor y otras veces mayor que a ellos. La práctica de esta consigna autointerrogativa lleva en algunos momentos del desarrollo del pensamiento de Freud, a variar totalmente sus enfoques. Esto va pasando porque los descubrimientos clínicos cuestionan la teoría, o la misma evolución teórica lleva a encrucijadas que hacen necesario cambiar sustancialmente el enfoque. Lo mismo aconteció con Lacan;hubieron muchos cambios a lo largo de la evolución teórica y muchas rectificaciones de su práctica clínica.

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¿Cómo fue la experiencia de llevar el psicoanálisis a los psiquiatras y al hospital?

Al promediar los 70 me invitaron a enseñar psicoanálisis a los residentes de psiquiatría del Pirovano. A decir verdad, no fue fácil re introducir cualquier forma de enseñanza “sospechosa” en plena dictadura, ya que habían expulsado y perseguido a muchos. Con la convicción de que el psicoanálisis podría ser importante en la formación de los psiquiatras jóvenes, comencé un largo recorrido que siguió por el Piñero, el Italiano, el Israelita y algunas veces por el Gutiérrez y el Álvarez. Aparte de la cuestión de los riesgos de la dictadura militar, estaban las fuertes críticas de enseñar psicoanálisis fuera de las Asociaciones de la Internacional Psicoanalítica. Visto desde la época actual parece casi ridículo, pero no era sencillo resolver esos frentes en aquel entonces. Lo mismo pasó, en algunos ámbitos, con presentar y destacar el pensamiento de Lacan. Ahora, terminó difundiéndose en particular en nuestro país, pero es una línea que radicaliza la concepción freudiana de inconsciente y pone énfasis en el destino de la pulsión para comprender la posibilidad de equilibrio psíquico. Además, desde la perspectiva de su consistencia, hace un enorme trabajo de homologación de los desarrollos de Freud con las ciencias y disciplinas de la época. Me refiero a: la filosofía, la psicología, la lingüística, la lógica, las matemáticas en general, algunas cuestiones de la biología y la genética, la sociología, la antropología, etc. Respetando la obra originaria freudiana la lleva a sus relaciones con el universo que la rodeaba en su época y en la de Lacan.
Hasta aquí les condensé algunas de las experiencias de mi tentativa de enseñanza a los psiquiatras, algunos se terminaron dedicando al psicoanálisis. Otros sostuvieron muy interesantes debates con desacuerdos u objeciones a lo largo de los años del dictado de cursos en hospitales y de las supervisiones de casos, ateneos y experiencias interinstitucionales de residentes. Cualquiera de las actitudes que encontré en los psiquiatras hacia las propuestas psicoanalíticas, en la medida que mostraron mutuo respeto, nos enriqueció mutuamente y aportó humanización a los casos.
Estas consideraciones que fui haciendo me llevaron a elegir los temas que caracterizaron estas cuatro reuniones de introducción al pensamiento de Lacan. El primero que revisamos es La angustia, gran orientador de qué está insistiendo sin resolver en la constitución subjetiva de las personas. Otra reunión la dedicamos a La transferencia, que es el soporte de toda experiencia de abordaje clínico, para lo cual hay que ampliarla a las psicosis para concebir algún diálogo psicoanalítico con los psicóticos. El tercer encuentro fue sobre La sexualidad y sus destinos, como una clave teórica para comprender las elecciones de identidad de género y en qué medida la sexualidad humana reclama siempre una solución, la que hasta cierto punto nunca termina de encontrarse. Y por último, la descripción de la práctica psicoanalítica, intentando aplicar todo lo expuesto para ser utilizado en el enriquecimiento del abordaje terapéutico de cada caso; así como en la política psiquiátrica de considerar la existencia de la subjetividad en cualquier entidad clínica.

¿Qué enfoque psicoanalítico les puede interesar a los psiquiatras?

Probablemente el psicoanálisis, en particular freudo-lacaniano, aporta las hipótesis más abarcativas de las enfermedades mentales y también de la posible salud psíquica. Esto no excluye la riqueza de otros enfoques más referidos al peso de la organicidad, la herencia biológica y la incidencia socio cultural.
El concepto de series complementarias freudiano define una constitución que incluye la organicidad en todo sentido, desde las condiciones físicas hasta los tiempos evolutivos biológicos de las personas. A eso se le suma la historia, en general y la psicosexual en particular, como base de las predisposiciones a sostener un equilibrio o generar vulnerabilidades. Y por último, para completar una ecuación, el factor desencadenante actual, el que gatilla la eclosión de la patología, que en la mayor parte de los casos está predispuesta en los primeros términos de la ecuación que estoy describiendo. El resultado es la presentación que tengamos que evaluar, si es neurosis y qué tipo, o perversión, y también qué variedad, o psicosis al igual que los otros cuadros en sus múltiples presentaciones. No alcanza con estas tres tipificaciones, existen cuadros fronterizos y patologías del narcisismo, adicciones y actuaciones de todo tipo, incluyendo los delitos. También gran variedad de expresiones atípicas o mejor dicho no tipificables. Probablemente, toda presentación es “no tipificable” en el sentido de una etiqueta diagnóstica, pero nos orienta acerca de cómo emprender con fundamento alguna tentativa terapéutica. Aquí ocupa un lugar importante la posibilidad de instalación de la transferencia y de qué tipo se trata. Todos los diagnósticos son existenciales y se refieren a momentos que pueden variar y virar.
Las series complementarias que acabo de describir, probablemente sean las mismas que utiliza cualquier enfoque psiquiátrico y las podemos encontrar en las historias clínicas bien confeccionadas, aun con los marcos conceptuales de cualquier enfoque. Pero el plus que aporta el psicoanálisis es interrogarse más allá de lo descriptivo semiológico, se incluyen las conjeturas de lo que puede haber incidido en la configuración inconsciente determinante del conflicto y cómo intentar resolverlo. Entiendo que esa diferencia se sustenta en un enorme edificio teórico en permanente construcción y es así como se piensa la dinámica psíquica, nunca acabada del todo y siempre buscando alguna solución. Aún la enfermedad psíquica más severa es una tentativa de solución, no obstante no siempre la tentativa de curación espontánea es la mejor desde la perspectiva del bienestar de la persona. De todas formas Freud nos advierte que un tratamiento no brinda más de lo que una persona hubiera podido alcanzar si no hubiera enfermado.
Por último quiero destacar la importancia de la práctica hospitalaria para la formación de los terapeutas, sean psiquiatras u otras profesiones dedicadas a la salud psíquica, sea realizando tratamientos de toda índole, pudiendo observar y participar de debates y ateneos. En los hospitales y en las instituciones se pueden ver los casos más típicos y también los más raros de una época. Además considero que la lectura clínica y el abordaje psicoanalítico inclusive en terapias breves o de objetivos limitados son posibles. Lo que entiendo que más vale es un modelo de pensamiento que tenga, por lo menos, una noción de conflicto y un carácter de interacción dinámica entre el terapeuta, el paciente, el entorno social y familiar que lo rodea. Los primeros vómitos ligados a la bulimia, los primeros tatuajes difusos y la tendencia al cutting, las diferentes formas de adicción, delirios, formas bipolares, toda variedad de fenómenos psicosomáticos, reacciones antes y después, los primeros trasplantes, así como simples cuadros de ansiedad y angustia hasta la acatisia, imposturas y fabulaciones, víctimas de crímenes y victimarios al salir de prisión o por indicación judicial, fueron presentaciones que veíamos en los hospital hace 50 años atrás y se siguen viendo. Y como detalle de mi época de inicio hubo consultas de militantes que pasaron a la clandestinidad y todos los epifenómenos de los que los perseguían, eufemismos para describir la dictadura que vivimos en los 70. Todas estas consultas las pensábamos a la luz del psicoanálisis, a la par de las intervenciones psicofarmacológicas y las indicaciones de internación. Por último, hubieron y siguen habiendo intervenciones comunitarias desde los centros de salud y hospitales.

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“Foto Familiar” Clara Mirta Groshaus , carbonilla y pastel sobre papel 70x50 cm

Clases del Dr. Leonardo Peskin “Introducción a algunos conceptos básicos de los aportes de Lacan”



Material de lectura recomendada:

  • Transferencia y Contratransferencia, Zona Erógena Volumen n°43: Descargar PDF.
  • Una perspectiva sobre la estructuración psíquica, Revista uruguaya de Psicoanálisis (en línea) (120): 39-60: Descargar PDF.
  • Diferentes enfoques de la cura psicoanalítica,lo histórico y lo actual, Revista Uruguaya de Psicoanálisis 2008 ; 106 : 22 - 56: Descargar PDF.


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Sirena , Cecilia Graib. 2018. Xilografía 30x35cm

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