Una psiquiatra en el juzgado de familia. Segunda parte

entrevista a la Dra. Mónica Spurr

Revista Sinopsis


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Dra. M. Spurr.- ¿En qué otra cosa intervenimos los psiquiatras en el juzgado de familia? En las Adopciones. Ahí intervienen sobre todo las psicólogas y los trabajadores sociales. Si hay alguna patología que la psicóloga haya pesquisado, me pueden dar intervención. Hay un registro único de pretensos adoptantes. Se comienza con ellos. Se los evalúa. Se les hacen algunas entrevistas, si están en tratamiento se piden informes a sus terapeutas. Y hay un listado de niños para adopción. El listado de pretensos adoptantes es inmenso. El de los niños es muy reducido. De afuera se piensa: tantos chicos que están en la calle, tantos chicos institucionalizados, ¿cómo puede ser que no haya chicos para adoptar? Y los que están en lista de espera a veces esperan años. El tema es que hace falta una condición jurídica que es la condición de adoptabilidad. Eso significa que los padres han renunciado al cuidado personal del niño, lo que era la tenencia, o se los ha declarado tan peligrosos que no pueden los chicos estar con ellos y algún juez declara la adoptabilidad. Porque si un chico está institucionalizado y sus padres no lo pueden cuidar pero lo van a visitar a la institución y no autorizan ellos la adoptabilidad, no puede llevarse a cabo la adopción. Y eso, por ahora, con nuestras leyes, no se puede modificar. Entonces tenemos muchos chicos que necesitarían un hogar, muchos padres que quieren adoptar, y muy poca unión entre esas dos temáticas. No sé si la ley cambiará pero muchas veces vemos esta cuestión.

Sinopsis – ¿Y ocurre con frecuencia que los niños institucionalizados regresen a sus familias?

Dra.Spurr – Sí. En general la idea es que la institucionalización del niño siempre sea transitoria. Sabemos que no es lo mejor para el niño. Si los padres tienen algún genuino interés en poder cuidarlos, se trata de apoyarlos, de orientarlos, de enviarlos a tratamiento, de ver si pueden conseguir recursos en la Municipalidad, y si no hay nadie, se trata de que sean adoptados, primero por la familia extensa. Hay abuelos que piden la guarda, se les concede luego de evaluar que son aptos para esa función. Cuando aparecen los abuelos, aparecen enseguida; si pasa mucho tiempo sin que aparezcan, la experiencia nos dice que es muy difícil que aparezcan luego. Y si no aparecen personas de la familia extensa que se hagan responsable del cuidado de los niños, éstos pueden terminar siendo adoptados.

Sinopsis-¿Hay un límite de tiempo de institucionalización si no se resuelve?

Dra. Spurr – No, el límite es la evaluación de las posibilidades psíquicas de esos padres biológicos, si realmente tienen posibilidades psíquicas suficientes, o condiciones económicas suficientes para hacerse cargo. Los chicos mientras están institucionalizados van al colegio y reciben atención sanitaria, pero no es lo mismo que estar en una familia. Y ha pasado que después de un tiempo los padres los reclaman , y si mínimamente tienen algunas condiciones se los restituye. Ese es un trabajo de evaluación de los peritos antes de que el juez dictamine la restitución.

Sinopsis - ¿ Uds. hacen un seguimiento de los niños después de restituirlos a sus familias?

Dra. Spurr – Eso debería hacerse, y no se puede, no dan los tiempos. Cada tanto, los citamos. En realidad se viene pensando hace tiempo, que tendría que haber juzgados especializados en distintas temáticas. Por ejemplo, juzgados que solo abarquen la violencia de género, juzgados que abarquen la adopción, juzgados que abarquen el abuso, porque ya no damos abasto. Son muchos los casos, la población que demanda es mucha, y los recursos son siempre más o menos los mismos. No se ha nombrado tanta gente. Siempre falta tiempo y personal. Y a veces los tiempos de la justica son larguísimos, lo que tratándose de niños atenta directamente contra un saludable desarrollo psíquico y social.

Sinopsis – ¿Cómo interactúan el juez y el RUAGA?

Dra. Spurr – Es el juez el que puede dar la adoptabilidad y es quien tiene la lista de padres adoptivos provisto por el Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos (RUAGA). Cuando aparece un niño en condiciones de ser adoptado, nosotros hacemos la evaluación de los padres que van a adoptar, se les pide que más o menos marquen un perfil del niño que ellos podrían adoptar. Entonces se les pregunta específicamente , es mejor que lo digan sinceramente, aunque parecería que es como ir a comprar en un supermercado, si adoptarían bebés, niños pequeños, si adoptarían adolescentes, si adoptarían hermanitos, discapacitados, chicos que hayan estado mucho tiempo institucionalizados. Se hace un perfil de pretensiones. Cuando aparece un niño para ser adoptado, se llama a los tres primeros de la lista, que puedan haber expresado estar en condiciones de adoptar ese niño. Se vuelven a re-evaluar y el juez tiene que determinar a quién se designa como adoptantes. Los padres saben esto. Que hay una terna y que de tres se elegirá al que se evalúe mejor para ese niño. La idea es desterrar esa concepción de que los padres adoptan al niño. En general se busca que el niño adopte a los padres. Para que la cuestión no caiga en el terreno de la compasión, la beneficencia, y que sea realmente un acto de responsabilidad por parte de los adoptantes. Lo que nos gustaría pero no logramos, es hacer grupos con esos padres, hacer un seguimiento, acompañarlos, porque la gente cree que la adopción es el día que le entregan al niño, pero no, empezó mucho antes, es en ese momento y dura mucho después y es un proceso. Hay casos de gente que adopta y luego se arrepiente y devuelve al niño. Es terrible pero es humano, una cosa es la fantasía que pudieron haber tenido los que quieren adoptar y otra muy distinta el proceso real de adopción. El niño vuelve a ser abandonado y vuelve a una institución. Es un proceso sumamente delicado. No es alto el porcentaje de niños que regresan. Pero aunque sea baja la frecuencia impacta muchísimo. Porque antes de la adopción está todo el deseo ahí puesto, para adoptar al niño y después es un rechazo. Es que el deseo o la fantasía de quienes adoptan no tiene mucho que ver con la realidad y eso solo se puede confrontar en el proceso del vínculo. No es posible armarlo antes. Necesitaríamos que en los hospitales hubiera profesionales que trabajen en adopción. No tenemos nada en el conurbano. No hay nada. Los prepagos tampoco cubren esta área en forma específica. A veces ni tienen cobertura de tratamiento familiar. Entonces, la escasez de recursos marca muchas de las impotencias y las frustraciones que uno siente. Y empeora cosas que a lo mejor vienen mal pero que terminan mucho peor.

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Sinopsis - ¿Hay una red de peritos psiquiatras de juzgados de familia?

Dra. Spurr - Si, hay una comisión de peritos de la provincia de Buenos Aires que nos reunimos cada tanto, luchando, luchando, pero es muy difícil porque en general esa comisión lucha por algunos derechos laborales que queremos tener, por algunos derechos de reconocimiento de nuestras antigüedades, de nuestro título, y también por algunas condiciones de trabajo. Algunas cosas se han logrado, por ejemplo, los trabajadores sociales pueden negarse a concurrir a un lugar que sea muy riesgoso o pueden solicitar ser acompañados por la policía, aunque a veces eso es peor. A veces en vez de ir al lugar se cita a la gente en la sede del juzgado.

Sinopsis – Y en cuanto a la formación, ¿esto entraría dentro de la psiquiatría forense?

Dra. Spurr.- No, no es psiquiatría forense. Es más que nada que se tenga formación en familia, en todo lo que es análisis del sistema familiar, desde la vertiente que uno quiera, y el trabajo interdisciplinario. Haber tenido experiencia en trabajo interdisciplinario. Eso es lo fundamental. Porque nosotros no somos peritos de lista ni legistas ni forenses. Somos peritos judiciales que pertenecemos al plantel permanente del juzgado de familia. Es diferente. Incluso nosotros, como estamos siempre en el mismo lugar de trabajo, a veces podemos seguir algunos casos porque vuelven a pedir ayuda, entonces ya los conocemos. De algunos hacemos un seguimiento. Los peritos forenses no. Actúan puntualmente. Y nuestros dictámenes en general tienen la forma de lo que es una historia clínica, salvo que un juez de otro juzgado solicite un examen tradicional entonces usamos toda la jerga tradicional. En general de nosotros sale un informe que tiene que ver con la dinámica familiar y la dinámica del conflicto. Algo de lo que es la historia de ese grupo familiar, o sea lo que uno ve en la clínica.

Sinopsis – ¿Se podría decir que el equipo técnico tiene en cuenta las subjetividades?

Dra. Spurr – Totalmente. Además los psicólogos están formados casi todos en teorías freudianas, lacanianas, sistémicas, no son el psicólogo laboral ni forense. Es mucho más ligado a la clínica, aunque no asistimos, la mirada es clínica.

Sinopsis – Ya se está jubilando la primera tanda de psiquiatras de cuerpo técnico auxiliar…han escrito sobre la tarea?

Dra. Spurr – Al principio, dábamos charlas en instituciones, íbamos a las escuelas de la comunidad a hablar de violencia familiar, hacíamos ateneos con profesionales de instituciones de la zona, derivábamos a instituciones de la zona hasta que le hicieron juicio a un perito por derivar a una institución que atendía obras sociales y prepagas. Ahora solo se puede derivar a hospitales generales.

Sinopsis - ¿Reciben denuncias contra el equipo técnico?

Dra. Spurr –Sí, no es raro que nos denuncien. A mí me hicieron una denuncia junto a mis colegas porque en un caso una mujer quería declarar insano a su marido y no lo hicimos. Se abrió una investigación que duró dos años. Fuimos absueltos porque sus argumentos no eran consistentes. El señor tenía una neurosis postraumática, luego de participar en el conflicto con Malvinas. Había sido atendido por especialistas en los momentos más agudos de su patología y estaba mucho mejor en el momento de la evaluación de su capacidad jurídica. Pero su mujer creía que debía ser declarado insano y ante nuestra pericia en sentido contrario nos denunció en la fiscalía. Aunque la denuncia pueda parecer no procedente la fiscalía tiene la obligación de investigar.

Hemos tenido violencia emocional, escraches en la puerta del juzgado, denuncias por internet, especialmente las psicólogas que detectan abusos son hostigadas en las redes por los padres abusadores. Se movilizan instalando la idea del invento de la madre. El famoso SAP, síndrome de alienación parental, no aprobado ni aceptado por la psiquiatría. Yo puedo decir que en 20 años pude ver alguna madre que obstaculizaba la relación de los hijos con su padre, o malinterpretaba los actos del padre, pero el porcentaje es de un 1% o menos. Y no configura una patología en sí. En el 99 % de los casos de denuncia de abuso, hay conductas abusivas. Estamos leyendo por internet que hay grupos de pedófilos que resignifican lo que es el abuso como otra forma de amor. Llevados por eso, por la negación que tienen de la situación, llevados por el miedo a ser descubiertos, lo que hacen es atacar al mensajero. El perito que informó abuso es al que hay que atacar. Muchas veces se recusa a ese perito y se pide otra evaluación, que en general vuelve a coincidir. Es un tema complejo.

Yo que he visto muchos psicóticos y adictos, nunca tuve una experiencia de violencia física, aunque estuvieran en brote o intoxicados en la entrevista. Antes teníamos custodia policial, ahora ya no tenemos. Decidieron que no la tengamos más, siempre por un tema de escasez de recursos. Así que en situaciones complejas tratamos de estar con compañeros o avisar de la situación que puede desencadenarse.

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Sinopsis - ¿Qué debe hacer un psiquiatra interesado en ingresar a un juzgado?

Dra. Spurr - No hay concurso para ingreso de los psiquiatras, como hay para los jueces. Se ingresa por recomendación. Porque alguien te conoce o te propone. Se tienen evaluaciones con el juez. Cuando yo ingresé tuve entrevistas con los tres jueces del tribunal. Se está a prueba seis meses. Entonces el juez eleva la propuesta a la Corte, que es quien nombra, y a veces tarda muchos meses. El recorrido es el que uno haga. Si uno se queda y se limita a lo que se le pide, vegetará allí, se transformará en alguien que entrevista y hace siempre lo mismo. Si comienza a meterse en las problemáticas que aparecen, estudiará un montón de cosas que antes no estudiaba y también temáticas desde el punto de vista judicial. El recorrido es interesante si uno lo hace interesante. A mí me convocó la interdisciplina, la mediación, la conciliación. Es lo que más me gusta de la tarea, trabajar con otras profesiones. Y es más o menos fácil trabajar con colegas del ámbito de la salud, sobre todo si ya se ha tenido formación y experiencia en esto. El tema es trabajar con los compañeros abogados. Es muy difícil. Porque el abogado es un profesional de un perfil absolutamente individualista, acostumbrado a una lógica que es ganar o perder, escudado muchas veces aún en un juzgado de familia, detrás de las frases cliché , de todas las argumentaciones que son siempre muy parecidas, y se persiguen mucho con los profesionales del área de la salud mental. Eso fue lo que más nos costó al principio. La interrelación con los compañeros abogados. Nunca habían trabajado teniendo un equipo técnico dentro del plantel. Con lo cual uno transita como un compañero más, habla con el juez, habla con el secretario, expone lo que le parece, no estaban acostumbrados a estas cosas y depende mucho del material humano con que toque trabajar. Hay situaciones muy ásperas, jueces y secretarios que siguen en una cuestión muy jerárquica, y muy autoritaria, y otros que no, que permiten e incluso participan . Yo he aprendido mucho, de lo procesal, del lenguaje, no sé si ellos aprendieron tanto. Porque no hay mucho acercamiento. O porque es persecutorio, o porque piensan que van a perder autoridad.

Todavía nos cuesta que los propios integrantes del juzgado, por ejemplo quienes despachan los expedientes, que son abogados, dejen de decir cosas en relación a la violencia de género que son vergonzosas. Por ejemplo.: “Vamos, si a ella le gusta que le peguen…” “Mirá todo el bochinche que hicimos, lo excluimos a él, le dimos la restricción perimetral y ella lo deja entrar de nuevo!”, “Pero viste que ella no estaba llorando ni destruida, ¿a vos te parece que ella puede ser víctima de violencia?”

Tanto es así que con un compañero trabajador social le hemos propuesto a la jueza hacer una capacitación intra-juzgado sobre violencia de género, pero están muy reticentes. Se sienten muy perseguidos con esta cuestión. Ahora tenemos un proyecto de hacer capacitación en el gremio. Con los afiliados al gremio judicial porque - en casa de herrero cuchillo de palo - en donde estamos trabajando la temática de la violencia de género, hay violencia en el trato. Hay maltrato.
Estos son años, décadas que el poder judicial se ha manejado así- que los jueces se manejan así. Cuesta mucho revertirlo. En el seno del equipo técnico hemos trabajado esto, empoderándonos, tratando de introducir en nuestros informes conceptos y categorías que les provoquen a nuestros compañeros preguntar, averiguar y aprender. Por ejemplo introducir en los informes el concepto de indefensión aprendida en relación a la conducta típica de la mujer víctima de violencia de género. Esta cohesión del equipo técnico puede ser vivida como algo persecutorio por el resto del personal.

Teníamos un juez que cuando el equipo técnico le pedía una reunión, decía “espíritu de cuerpo, no”. Les cuesta integrarse en un equipo interdisciplinario, les cuesta mucho. Hay por supuesto gente que sí se integra. Se trata con una realidad muy dura y es necesario tener un espacio psicoterapéutico, sin embargo son muchos los compañeros que no lo tienen. Los casos que vemos son situaciones muy terribles, algunas hasta siniestras. Niños o bebes maltratados físicamente por sus padres, quebrados, quemados, situaciones muy difíciles. Hay una adversidad afuera, una adversidad en la propia demanda o denuncia y una adversidad interna. Hay que estar trabajando siempre con todos estos estamentos; a veces se puede y a veces no.

En general el psiquiatra que entra en el poder judicial tiene que seguir estudiando otras temáticas porque incluso no le sirve tanto la formación que ha tenido en psicofármacos, no es esa la orientación. Personalmente me seguí formando en violencia de género, violencia familiar, abuso, porque aunque no lo tratamos a veces tengo que participar en alguna entrevista.

Sinopsis - ¿El nivel de formación de los psiquiatras de los distintos juzgados es parejo?

Dra. Spurr – No, y creo que es un problema relativo al momento histórico en que nos hemos formado. Los que nos formamos hace mas de 20 o 30 años, tanto jueces, secretarios, como peritos, hemos tenido una capacitación que era bastante ecléctica, uno estudiaba muchas corrientes, y no estábamos tan inundados por los psicofármacos. Los más nuevos, los psiquiatras más nuevos vienen con otro perfil. Vienen “formateados” diferente. Algunos hacen el trabajo muy rutinario, lo estrictamente necesario, y lo vemos también en los psicólogos que ingresan y en los jueces nuevos que ingresan. Hay un empobrecimiento de las profesiones en relación a conocer temáticas de otras disciplinas. Vienen con un background que es bastante escaso y ultra específico. Entonces ya ha habido algunos que renunciaron porque no lo pueden sostener. Es una temática muy pesada.

Sinopsis - ¿Cuál fue el impacto de la violencia de género en la práctica?

Dra. Spurr.- El impacto fue muy grande no sólo por el aumento de las denuncias sino también por la naturaleza de esa conflictiva, que interpela a los profesionales incluso en su interioridad. Mucha gente ya viene con la temática bastante esclarecida, hay personas que vienen, hacen la denuncia y después la desestiman, dicen que ya se arregló todo. Hay que seguir investigando. Casi nunca se solucionó. Lo más probable es que ella esté o prisionera o atemorizada, o negando o en la fase “de la luna de miel” del ciclo de la violencia. Hay mujeres que tardan años hasta hacer la denuncia. Muchas veces denuncian cuando la violencia recae sobre los hijos. Aunque son víctimas por presenciar la violencia, la golpeada es la mujer, pero cuando los chicos crecen y se meten en la pelea, y pueden llegar a pegarle al padre, padrastro o pareja, o ser golpeados por ellos, ahí la mujer tiene una alerta que le permite denunciar. Cuando sus hijos están envueltos en el riesgo. La temática que está trabajada en los medios hace que la mujer ya llegue con un discurso un poco más armado. Y que incluso acepte sin rechazo ser derivada a centros especializados. Uno, por ejemplo en Morón se llama “Vivir sin violencia”, en Merlo hay otro que se llama “Mujeres al Oeste”, pero siempre están saturados, desbordados. Y en nuestro juzgado tenemos un trabajador social, Marcelo Romano, que trabaja con grupos de hombres violentos. Muy interesante trabajo. Tiene un grupo en Morón y otro grupo en Merlo. Hace 15 años que está en una ONG que se llama “Decidir”, van haciendo capacitaciones en violencia de género en el conurbano. Hay mucha resistencia con esto. El sigue un modelo de abordaje y tratamiento y tiene resultados favorables en algunos casos. Las mujeres sí , si asisten a los centros, les sirve muchísimo, las mujeres son más receptivas.

Sinopsis - ¿Cómo tienen el feedback, como saben si les sirvió, si no les sirvió?

Dra. Spurr - Porque muchas veces, por ejemplo las restricciones perimetrales son transitorias. Se toman en general por uno, dos o tres meses, es lo más frecuente. Y puede llegar a seis meses. En ese lapso la mujer es derivada al grupo. Y cuando se está por vencer la medida, o la mujer viene sola justamente porque se le vence o se la vuelve a citar para ver si el juez renueva la medida o no. Ahí tenemos la posibilidad de saber qué pasó, qué recorrido hizo la mujer, qué pasó con el hombre, si la siguió hostigando o no, qué pasa con sus hijos en relación con ese padre violento y como le fue en el grupo. Allí tenemos información, al volver a re -citar. Pero deberíamos seguirla mucho más.

Sinopsis – ¿Tienen pedidos de cambio de identidad?

Dra. M.Spurr .- Si, claro, otro tema son los pedidos de cambio de identidad sexual, pero eso requeriría una tercera parte…Es muy interesante trabajar el tema. Se requiere mucha plasticidad para intervenir, para asesorar, para transmitir la esencia de la situación para que no sea prejuzgada. En mi época de formación, la homosexualidad era una perversión o un delirio de identidad. Es la gente, son las políticas de Estado las que nos desafían a meternos en el tema, actualizarnos, o quedarnos afuera, fuera del tiempo, suspendidos, anacrónicos. La justicia no es preventiva, siempre está rezagada. Por eso es importante que haya jueces preparados que sienten jurisprudencia acorde a los tiempos actuales.

Nos despedimos después de un recorrido por un ejercicio profesional que nos interpela, que clava en el corazón de la currícula del psiquiatra un cartelito marcando las áreas de formación aún insuficientes. Gracias, Mónica Spurr. (LG)

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