Capítulo Salud Mental, Emergencias Sociales y Derechos Humanos, APSA-Parte 1.



Agradecemos desde la Revista Sinopsis a la Dra Mariana Lagos, quien preside el Capítulo, por la entrevista y el material enviado para la presentación del Capítulo en la publicación. El presente artículo incluye la entrevista realizada en Noviembre de 2019, previo al contexto actual de pandemia.Desde el comienzo de la Pandemia el Capítulo ha estado desarrollando diversas actividades y tareas para abordar las distintas problemáticas en el contexto de pandemia y aislamiento. Para dar cuenta de esa labor se incluye un texto adaptado presentado en el Congreso de Psiquiatría de APSA en el 2020.

Entrevista a Mariana Lagos, Presidenta del Capítulo de Salud Mental, Derechos Humanos y Emergencias Sociales.

Revista Sinopsis


Orígenes del Capítulo
Fotografía cedida por Mariana Lagos, 2020, APSA.

Mariana Lagos (ML): Nuestro capítulo se forma terminando la década del 80, cuando muchxs profesionales se vieron convocadxs para la asistencia psicológica de las personas afectadas directamente por la tortura, el secuestro, la desaparición, la pérdida de familiares, consecuencias traumáticas del terrorismo de estado. La motivación se vinculaba con la importancia de dar continuidad a la asistencia terapéutica y psicosocial de dicha población, que algunos profesionales ya habían iniciado, así como también con la necesidad de dar lugar a la ampliación y conceptualización teórica de dichas problemáticas y prácticas.
La idea fue organizar un espacio de colegas, en una Asociación profesional que diera cuenta de estas temáticas inherentes a la especificidad de nuestro campo de trabajo.

El Capítulo de Salud mental y Derechos Humanos se conformó a partir de una iniciativa de Darío Lagos, quien participó activamente en la recuperación institucional de APSA, luego de la última dictadura. Junto a Diana Kordon, Lucila Edelman, Miguel Angel de Boer, Ricardo Angelino, Daniel Kersner, Maria Emilia Carabelli, Vivian Bird y Lia Ricón, quien fue invitada a sumarse, fueron los fundadores y primeros miembros del Capítulo.
A partir de allí y dada su marca fundante, el Capítulo adquiere un desarrollo que se da en simultáneo y con ciertos entrecruzamientos con la vida institucional del Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial -EATIP-. Nuestra institución, formada por psiquiatras y psicólogxs y coordinada por Diana Kordon, se constituyó en 1990, y continúa actualmente llevando una intensa tarea como institución de Salud Mental y Derechos Humanos independiente, con una fuerte inserción en el movimiento social y de derechos humanos, y con instituciones afines a nivel regional y global. Lxs psiquiatras que formamos parte de EATIP también participamos del Capítulo. En ambos ámbitos desarrollamos distintos dispositivos específicos asistenciales y psicosociales hacia las personas afectadas por tortura y por situaciones traumáticas de origen social.Diana Kordon tuvo un rol y compromiso destacado y pionero en dar respuesta a estas gravísimas problemáticas, ya que se acercó a acompañar a las Madres de Plaza de Mayo, en 1977, en sus denuncias, presentación de habeas corpus y apoyo emocional, en pleno terror dictatorial. Ella, junto a Lucila Edelman, Dario Lagos y Daniel Kersner, fueron los primeros que comenzaron a asistir a las Madres, a escribir y desarrollar ideas acerca de los efectos psicológicos y psicosociales del terrorismo de estado, de la elaboración del duelo frente a la complejidad de la condición inédita y paradigmática de la desaparición. El abordaje de situaciones profundamente complejas, tales como el acompañamiento a las madres de los desaparecidos en la tramitación del duelo por la pérdida de sus hijos, o el modo de informar a sus nietos sobre el destino de los padres, eran algunas de las problemáticas que debían enfrentar.
Esta experiencia fue el origen que motivó la necesidad de dar cuenta por un lado, de una realidad que desde la escena política y social del país, nos convocaba como profesionales, y por otro lado se nos fue planteando la importancia de encontrar formas de insertarnos en nuestra comunidad profesional para compartir esta práctica con lxs colegas. Considerábamos en ese momento, y seguimos con la misma convicción, que este campo de acción no es privativo de quienes elegimos poner nuestros instrumentos de trabajo al servicio de las problemáticas de salud mental derivadas de las violaciones de derechos humanos, sino que tiene que ser de conocimiento de todo el conjunto de psiquiatras.

Revista Sinopsis (S): A partir de estos orígenes complejos, ¿cómo se fue desarrollando el trabajo desde el capítulo una vez llegado el gobierno Constitucional en 1983? ¿Qué tipo de problemáticas fue abordando el Capítulo? ¿han abordado otras problemáticas?
ML
: Un factor que dio mucho empuje al trabajo, fue que nosotros estuvimos en contacto con otros equipos de Latinoamérica, especialmente del Cono Sur, que se fueron desarrollando también con las mismas necesidades en relación a dar una respuesta profesional a las personas que habían sido víctimas de secuestros, desaparición, prisión y tortura.
Trabajamos codo a codo con Cintras de Chile, Sersoc de Uruguay y el equipo clínico del Grupo Tortura Nunca Mais de Rio de Janeiro. Entre esos equipos y EATIP y el Capítulo hicimos un grupo de trabajo de intercambio permanentes respecto de cómo llevamos adelante la asistencia clínica y psicosocial. Esta experiencia tiene vigencia, ya que seguimos trabajando juntos e integrados en una Red Latinoamericana, que cobra particular importancia en acciones de solidaridad, por ejemplo ante los sucesos que están pasando actualmente en Bolivia, frente al golpe de Estado a Evo Morales, en Chile, por hechos de represión, tortura y criminalización de la protesta ante los estallidos sociales.

El desarrollo del Capítulo tuvo que ver con el hecho de poder estar insertos en un contexto regional e internacional. Desde Europa, muchos profesionales fueron muy solidarios apoyando generosamente nuestro trabajo. Y de hecho, a instancias de colegas del Capítulo, especialmente, Darío Lagos y otros colegas de Latinoamérica, se conformó el IRCT, Consejo Internacional para la Rehabilitación de Víctimas de Tortura, con sede en Copenhague. Se trata de una institución que reúne a más de ciento cincuenta centros de todo el mundo para apoyar el trabajo de prevención y asistencia en Salud Mental y Derechos Humanos. El respaldo y sostén recibido de este Consejo, fue de gran importancia, ya que nos permitió dar lugar a una mayor visibilización de la problemática. Actualmente soy miembro de su comité ejecutivo, en representación de Latinoamérica, habiendo sido elegida en la Asamblea general del IRCT, celebrada en la Ciudad de México en diciembre de 2016, mandato que se extiende hasta la próxima Asamblea, a realizarse en Octubre de 2020. También participamos de las secciones de Salud Mental y Derechos Humanos de la Asociación Latinoamericana de Psiquiatras (APAL) y de la Asociación Mundial de Psiquiatría (WPA).

El trabajo Clínico en el contexto de Emergencia Social

ML
: Creemos que para todos lxs profesionales que trabajamos en Salud Mental es ineluctable tener una posición ética respecto de la defensa de los derechos humanos. Los lineamientos generales que implican la especificidad de esta clínica sobre el abordaje de las situaciones traumáticas debe ser parte de la formación de todxs lxs profesionales de salud mental. En especial, en países del Tercer Mundo, ya que estas situaciones ocurren con más frecuencia, afectando a gran parte de la población, familias y grupos que necesitan ser acompañadxs, ya sea en el hospital público, consultorios o cualquier otro dispositivo de atención. Sabiendo que además en muchos casos no existen posibilidades institucionales para poder acceder o solicitar la consulta.
Por otro lado, como se trata de un territorio clínico con lineamientos específicos, requiere de una formación acorde. La base de nuestro aprendizaje han sido siempre las propias personas afectadas, marcando caminos de interrogación que van posibilitando comprender las problemáticas. Por ejemplo, cómo acercarse y afrontar situaciones traumáticas en los límites de la posibilidad de ser elaboradas. En el caso de situaciones traumáticas de origen social, que son aquellas que afectan a la mayor parte de la población, habitualmente una de las reacciones naturales y espontáneas que surge es el agrupamiento. Se organizan en colectivos que suelen representar el primer mecanismo protector, en los que se comparte la experiencia de lo sucedido en lo singular o familiar, y se comienza a debatir y consensuar recursos para enfrentar la situación que están atravesando. Estos primeros agrupamientos son quienes sostienen las demandas del grupo, constituyéndose en lo que llamamos “colectivos testimoniantes”. Crear lazos de confianza con estos colectivos es parte esencial de la tarea e incluso requisito para los abordajes psicológicos y psicosociales.

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Flyer cedido por la Dra Mariana Lagos.

Este vínculo estará absolutamente atravesado por nuestra implicación. Nuestro posicionamiento explícito respecto a su padecimiento constituye un aspecto relevante. Una vez que existe un vínculo de confianza y la idea que compartimos su perspectiva sobre la situación que atraviesan, se abren las diferentes posibilidades de intervención. Los dispositivos tienen que pensarse en función de las necesidades y la accesibilidad. Pueden ser individuales, bipersonales, grupales, familiares y/o comunitarios. En general cuando suceden situaciones traumáticas nos acercamos al lugar donde suceden los hechos o donde se reúnen las personas afectadas para conocerlxs, expresarles nuestra solidaridad, nuestro apoyo. Hay efectos terapéuticos muchas veces ante el solo acercamiento, acompañamiento o algún tipo de gesto que genera sentimientos de alivio ante el arrasamiento de lo traumático.

El origen del Capítulo, como ya mencioné antes, tiene que ver con una necesidad histórica de dar una respuesta institucional a las graves consecuencias psicológicas y psicosociales del Terrorismo de Estado de la dictadura militar argentina, y a la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia. No obstante, las violaciones a los derechos humanos siguen vigentes en la Argentina, en Latinoamérica y en el mundo y creemos que los profesionales tenemos un rol social que cumplir y que debemos aportar nuestra perspectiva para colaborar con las personas directamente afectadas, y que parte de nuestra tarea profesional incluye también una función de denuncia y de participación en la prevención. La perspectiva de derechos humanos, de defensa irrestricta de derechos, de inclusión, de no estigmatización, son asignaturas pendientes que requieren nuestro compromiso e implicación.
La mayoría de los miembros del Capítulo tenemos formación psicoanalítica, la cual está presente en los modos de abordaje psicológico sobre la elaboración de duelos complejos, como son los de lxs familiares de personas desaparecidas, dada la magnitud del trauma. Situaciones en las que los familiares pudieron saber muy poco o nada sobre qué ocurrió con sus seres queridos. Y en los casos en los que fue posible conocer lo que ocurrió, se profundizó el dolor por factores del orden de lo siniestro - desaparición, tortura, secuestros, robo de niños- todas circunstancias sumamente difíciles de enfrentar y procesar. Además es muy importante tomar en cuenta que en nuestro país, a diferencia tal vez de lo que ocurre en algunos otros países, la posibilidad de algún nivel de reparación está estrechamente vinculada a la función de la justicia. Esto mismo está profundamente enraizado en la presencia y fuerza que el movimiento de derechos humanos tuvo y tiene en Argentina. Se ha luchado y se sigue luchando con mucha fuerza contra la impunidad, logrando que desde 2006 se estén realizando juicios contra represores y genocidas en todo el país, levantando siempre exigencias en el orden del reclamo Memoria, Verdad y Justicia. En este sentido, el acceso a la justicia, es parte ineludible del proceso de reparación y de elaboración de lo traumático.
Yendo más a nuestra institución de psiquiatras, un hecho fundante del Capítulo y de toda la comunidad de APSA fue la colocación de la placa de desaparecidos en nuestra sede de la calle Rincón. APSA. Se trata de hitos que otorgan una marca identitaria, que da cuenta de la historia, tiene que ver con el presente y con el futuro. En cuanto a la tarea clínica, quiero ilustrar algunas de las modalidades de abordaje que fuimos desarrollando en el Capítulo, ya que nos fuimos adecuando a las necesidades de asistencia clínica que fueron apareciendo a lo largo de los años. Al comienzo, hermanxs y familiares de detenidxs y desaparecidxs eran quienes más se acercaban buscando asistencia. Más adelante, en los años 90, particularmente la demanda pasó a ser de hijxs de desaparecidxs. Recuerdo, que llevamos adelante una experiencia muy interesante de un taller que duró un año, que era de un grupo con hijas de mujeres desaparecidas que estaban embarazadas e iban a ser madres a la edad en que sus madres habían desaparecido. Se trabajó sobre las condiciones de la historia de vida de ellas, el peso de la propia maternidad, tan condicionada por pérdidas significativas. Fue un trabajo interesantísimo, como tantas otras experiencias que fueron contribuyendo a la conceptualización de las diversas problemáticas a considerar en este grupo de afectadxs. Asimismo trabajamos con dispositivos de grupos de reflexión con otrxs grupos de afectadxs, como ex detenidxs y ex presxs políticos. De este modo, nuestra experiencia en diversos abordajes sobre temáticas específicas, nos llevaron a detectar y ampliar el territorio de las intervenciones, como por ejemplo grupos de personas exiliadas en su retorno al país, o personas que habían vivido en la clandestinidad.

Más adelante la aparición de nuevas situaciones traumáticas, que consideramos que requerían igualmente nuestra intervención, hicieron que ampliemos el nombre de nuestro Capítulo, agregando las emergencias sociales. Comenzamos entonces a abordar otras situaciones, no sólo aquellas derivadas de la afectación por el terrorismo de Estado de la la dictadura militar. Este devenir se relaciona ya que , tanto como seres humanxs como en tanto psiquiatras nos sentimos interpeladxs ante distintas situaciones traumáticas de origen social, del mismo modo que en relación a la desaparición y tortura, ya que consideramos estas situaciones como aquellas en las que la responsabilidad, sea por acción u omisión, proviene siempre del Estado.
Así, hemos asistido psicológicamente, en forma individual, familiar y en dispositivos grupales a sobrevivientes y familiares de los jóvenes que fallecieron en Cromañón (2005), y de la Tragedia de Once (2012).
Participamos a través de experiencias de pasantías en la comunidad de los pueblos Qom originarios en Formosa, víctimas de gravísimas violaciones a sus derechos -quienes estaban siendo amenazadxs y perseguidos para quitarles las tierras, y cuyos líderes fueron brutalmente atacadxs- , con graves consecuencias psicosociales.
Asimismo, en el año 2003 trabajamos en la emergencia psicosocial debido a las inundaciones de Santa Fé y Rosario.

Otra actividad que fue y es de gran importancia, desde el año 2008, es el acompañamiento psicojurídico a testigos en los juicios de lesa humanidad, a pedido de la querella de la Asociación de Ex detenidxs desaparecidxs. Conformamos un dispositivo en el que nos desempeñamos en parejas de trabajo, para facilitar la complejidad de los distintos aspectos puestos en juego, desde las dimensiones políticas, sociales, y las clínicas propias de la afectación. Se agrega la complejidad de las vicisitudes que implican la participación como testigos en juicios de estas características, donde se ponen de relieve por un lado elementos reparatorios propios de haber logrado que luego de décadas de lucha, muchas de estas causas lleguen a juicio, y también elementos retraumatizantes, relacionados con la evocación de las experiencias traumáticas sufridas.
Desde comienzos de 2019, estamos acompañando psicológicamente a un líder de la asamblea del Algarrobo de Andalgalá, en Catamarca. Por su comprometida actividad y denuncias para frenar un proyecto de megaminería, que representa altos niveles de contaminación ambiental, sufre hostigamientos personales, familiares y laborales, persecuciones y distintas formas de violencia y acoso.
Otra situación en la que hemos participado fue el acompañamiento a personas afectadas por la criminalización de la protesta social, dando visibilidad y denunciando violaciones a los derechos humanos. En el 2019, hubo una gran represión policial en las marchas por la reforma de la Ley Previsional. En esa oportunidad, como en algunas otras, acudimos a la comisaría para acompañar emocionalmente a las personas detenidas, ocupando también el lugar de testigos, buscando garantizar que no fueran golpeadxs, exigiendo se cumplan sus derechos, buscando que pudieran tener contacto con abogados, que fueran liberadxs, etc. Y posteriormente hemos acompañado a estas mismas personas a realizar sus denuncias y declaraciones ante la justicia por las detenciones de las que habían sido objeto.
En este mismo sentido, a lo largo de estos años hemos asistido psicológicamente a familiares de víctimas de “gatillo fácil” a transitar los complejos procesos de duelo de estas situaciones , y también los hemos acompañado en las denuncias y en la búsqueda de verdad y justicia. Esto incluyó desde nuestra presencia en las marchas por exigencia de justicia, como en declaraciones judiciales e incluso en presentaciones ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Acompañamos también a las familias de Luciano Arruga y de Santiago Maldonado, como hemos hecho en varios otros casos, por las desapariciones de sus familiares durante gobiernos constitucionales. Al estar comprometidos como profesionales que nos ocupamos de estas problemáticas, en algunas ocasiones somos directamente convocadxs; en otras, acudimos por iniciativa propia, ofreciendo nuestra disponibilidad para acompañar, y ponernos al servicio de la situación en lo que podamos aportar. En general, son las propias personas afectadas las que nos sugieren como equipo de intervención. El año pasado me tocó intervenir en una pericia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el caso de Iván Torres que es un joven desaparecido en Trelew.
Con estas distintas situaciones que estoy mencionando quiero resaltar nuevamente, en tanto sujetos sociales que somos, la importancia que para nosotrxs tiene nuestra implicación profesional como profesionales de la Salud Mental. Sabemos que ante eventos traumáticos de tanta envergadura la presencia profesional brinda el apuntalamiento necesario para afrontar lo que sea necesario en cada situación.También quiero comentar que desde hace varios años estamos participando en actividades intercapitulares, ya que consideramos de suma importancia tejer redes de intercambio y colaboración entre lxs distintos campos de interés entre colegas. En este sentido, y en conjunto con el Capítulo de Salud Mental de la Mujer de APSA, estamos realizando actividades a favor de la legalización del aborto en los congresos de psiquiatría. También hemos hecho actividades acá en Buenos Aires, con el Capítulo de Psiquiatras en Formación -PEF y con colegas del Capítulo de Psiquiatría Forense, entre otros.
Con el tiempo, se fueron sumando otrxs profesionales a nuestro Capítulo, siendo cada vez más una realidad el tema de la federalización que sostiene APSA. Tenemos algunxs compañerxs de otras provincias, como Tucumán, Comodoro Rivadavia, Córdoba, con situaciones muy difíciles en relación a la tarea profesional con poblaciones cuyos derechos son gravemente vulneradxs, compañerxs con quienes vamos compartiendo modalidades de abordaje y formando redes de contención y formación. Y con este crecimiento de nuestro Capítulo se fueron desarrollando actividades de formación y asistencia en otras temáticas que incluyen salud y derechos humanos, como las vinculadas a cuestiones de género y diversidad.

S: ¿Podrías comentar las actividades que realiza el Capítulo?
ML
: LLevamos adelante reuniones regulares de los integrantes del Capítulo, Ateneos mensuales abiertos con invitados de acuerdo a la temática.
Durante 2019 hicimos algunos encuentros con colegas jefes de servicio de Hospitales públicos (Borda, Pirovano, Fernández, San Martín de La Plata, Posadas, Piñero). El objetivo de estos encuentros fue poner de relevancia la crisis de la Salud Mental y el Sistema Público de Salud.
S: ¿Cómo hacen para preservar a los profesionales que trabajan en estos contextos?
El cuidado de los profesionales y el trabajo en equipo forman parte de nuestra modalidad de intervención. Nuestra tarea nos pone en contacto con un dolor muy profundo, pérdidas significativas, injusticias, desamparo, con la muerte, y se necesita de un espacio de seguridad y confianza para poder compartir el impacto emocional de dicha tarea. Nos reunimos periódicamente, para reflexionar, planificar estrategias, compartir la experiencia de cada unx, y de esta forma elaborar y conceptualizar las intervenciones. Un esquema que nos resulta de apuntalamiento es el trabajo en dupla, tanto para las intervenciones, como para las tareas de capacitación.
En cuanto a la capacitación, solemos armar una actividad por año, dirigida a la comunidad y a los profesionales, entre ellos hemos realizado varios cursos y seminarios sobre Situaciones Traumáticas de Origen Social en varias universidades. Este año, realizamos algunos ateneos mensuales en la sede de APSA, y en general nos ocupamos de la Salud Pública y las condiciones de trabajo en los hospitales, haciendo énfasis en la vulneración de derechos de las políticas públicas actuales, tanto respecto a la atención de pacientes, como a las condiciones de trabajo de los profesionales de la salud.
En este sentido también llevamos adelante iniciativas de Capacitación en distintos ámbitos en los que somos convocados: Universidades, asociaciones profesionales, Instituciones de Salud, organizaciones sociales, Congresos, etc. En 2018, hicimos una capacitación a estudiantes de psicología de la Universidad de Pepperdine, California, Estados Unidos, que querían tener un espacio dentro de su año lectivo para entrenarse en cómo asistir a la población mayoritariamente latina y migrantes, víctimas de discriminación, estigmatización y criminalización.
Hemos realizado otra actividad de Capacitación por dos años consecutivos (2018 y 2019), en Nicaragua, dirigida a profesionales que asisten a las personas que sufren hostigamiento, persecusiones, secuestros, desaparicion y tortura por el régimen de Daniel Ortega.
Espero haber podido transmitir en esta entrevista, además de una historización en lo que hace al desarrollo de nuestro Capítulo, una mirada que compartimos quienes formamos parte de este espacio. Una mirada que se sustenta en la experiencia de más de tres décadas de trabajo en la intersección de nuestra especialidad con los Derechos Humanos, así como un posicionamiento profesional que consideramos fundamental para que las jóvenes generaciones de psiquiatras conozcan e incorporen en su formación profesional y humana.

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Flyer cedido por la Dra Mariana Lagos.

Bibliografía:

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