Revista Sinopsis


Momento IX, Virginia Valdés, 100x200 técnica mixta.2019.

Entrevista a Compañeros del Capítulo de Psicogeriatría de APSA.

Entrevistadora: Dra. Myriam Monczor, vicepresidenta del Capítulo de Psicogeriatría
Entrevistados: Dr. Hugo Pisa, Presidente del Capítulo, Lic. Mariana Rodríguez Miembro del Capítulo y Dr. Lisandro Mariño Secretario del Capítulo.



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Carolina Mendizabal, foto artística. Otoño.2020

Hugo Pisa trabaja en una residencia privada, Mariana Rodríguez en una residencia pública y Lisandro Mariño es dueño y director de una residencia.

Dada la situación actual de pandemia, y la situación de vulnerabilidad y estigmatización de los adultos mayores, pensé esta entrevista como una forma de abordar y darle lugar al tema. Focalicé la entrevista en la problemática de las instituciones de larga estadía, impactadas profundamente por la pandemia.

La entrevista se realizó en dos etapas: la primera a través de preguntas escritas, la segunda una charla por Zoom.

Myriam Monczor: Cuéntenme cuáles son los principales cambios que impuso la pandemia a las instituciones de larga estadía.

Mariana Rodríguez: "Vivimos una situación de aislamiento social obligatorio por decreto de cuarentena, en una residencia de larga estadía de puertas abiertas para personas mayores. En la residencia viven más de 200 residentes. A partir de la cuarentena cambiaron nuestros horarios de trabajo y la carga horaria semanal se modificó para disminuir la circulación de personal no esencial por la residencia.

Los profesionales de los equipos interdisciplinarios modificaron muchas de sus tareas según la necesidad de la institución y eso generó al principio mucho desconcierto.

Se prohibió el ingreso de acompañantes terapéuticos y asistentes gerontológicos externos y esto generó sobrecarga de trabajo en los asistentes gerontológicos de la institución.

Otro cambio importante es que por cuestiones de seguridad se prohibió la circulación de los residentes por el hogar; sólo pueden quedarse en la Sala en la que residen. Se suspendieron las actividades recreativas y de estimulación como se venían realizando y se organizaron actividades con grupos más pequeños con distancia social. Se crearon protocolos para las prácticas médicas, se construyeron zonas de aislamiento, se dispuso el uso obligatorio de barbijos y tapabocas y se desarrollaron planes de contingencia para los equipos psicosociales de cada sala".

Hugo Pisa: "El ingreso, la asistencia y la permanencia se protocolizó. En post de la seguridad cambió todo".

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Foto: Lisando Mariño, sin título, 2020

Lisandro Mariño: "Hay varios cambios: la sensación clara de vulnerabilidad de éste grupo socio etario, la falta de protocolos para abordar la pandemia/crisis en las residencias de larga estadía para adultos mayores y falencias enormes en lo edilicio a la hora de realizar aislamientos. Se relativizó la importancia de los talleres y toda aquella actividad de estimulación y la socialización como forma de supervivencia.

La escasez de personal al momento de duplicar tareas tales como desdoblar almuerzos, distanciamiento social, aislamiento, dificultó tareas, y también los hábitos como el uso de barbijo y el retorno a la histórica cofia como elementos sanitarios “elementales” frente a los resfríos, catarros, toses, contagios varios. El barbijo llegó para quedarse en el día a día de la institución".

Myriam Monczor: ¿Cómo está la situación?

Mariana Rodríguez: " Observo particularmente que las restricciones institucionales orientadas a evitar riesgos tienen mayor impacto en los residentes con mayor deterioro ya que dichas restricciones se focalizan en cuidar la dimensión biológica de las personas y los aspectos psicosociales son difíciles de sustituir, por ejemplo la visita de los hijos y los nietos, las salidas de la institución para encuentros con personas queridas o salidas con los Ats para realizar actividades recreativas o de estimulación cognitiva.

Dichas restricciones generan efectos a nivel emocional en personas con deterioro cognitivo o patologías psiquiátricas ya que en pos de su protección aumentan el aislamiento y la soledad.

Los residentes saben que la residencia es una institución de puertas abiertas. Nuestras intervenciones interdisciplinarias se fundamentan en los paradigmas que ubican a las personas mayores como sujetos de derecho. Las estrategias de intervención en la residencia se focalizan en el reforzamiento y la promoción de lazos sociales. En esta situación de pandemia, absolutamente inesperada, se modificaron las coordenadas de tiempo y espacio al instituir la cuarentena y restringir la salida de los residentes. El aislamiento social implica modificar transitoriamente la vida de ellos y obligarlos a un encierro que no es sin consecuencias en las dimensiones bio-psico-sociales".

Hugo Pisa: "Estamos cumpliendo con los protocolos y constantemente se agregan cambios a los ya realizados". Lisandro Mariño: " La situación es muy difícil y está en vía de complicarse cada día más. Se relegaron los derechos del adulto mayor. Instituciones, organismos del estado, pasaron por un periodo sin pautas claras en marzo. Ahora, casi junio, estamos más ordenados, pasamos por testeos, los criterios se hicieron más claros y el personal aprendió a convivir con las nuevas pautas de trabajo. Los familiares fueron encontrando calma a medida que recuperaron canales de comunicación con los residentes".

Myriam Monczor: ¿Qué cambios sugerirían?

Mariana Rodríguez: "Siempre es importante dar espacio y lugar para la comunicación institucional. En este momento de tanta incertidumbre es fundamental la comunicación entre los profesionales de los equipos interdisciplinarios para capacitarse, para construir confianza entre ellos, para formular y reformular protocolos. Es importante también generar espacios de intercambio de ideas, de reflexión sobre los temores que padecen los profesionales de contacto directo y equipos psicosociales de cada sala".

Hugo Pisa: "Pensar y repensar la asistencia más allá del COVID-19. Por ejemplo, evitar el "aislamiento del aislamiento”. Es decir, personas que se encuentran aisladas a partir de la institucionalización; sufren otro aislamiento dentro de la misma al restringir o evitar el intercambio entre los mismos".

Lisandro Mariño: "Propongo implementar medidas de protección e higiene y sostenerlas a futuro: repensar la disposición de las habitaciones, cantidad de pacientes, circulación. El tema es la falta de medios: 3 o 4 personas con baños compartidos, ausencia de intimidad, médicos dedicados a varias tareas, personal mal pago y de escasa formación. Es necesario cambiar las estructuras arquitectónicas actuales frente a pandemias y otras catástrofes. Evacuar una institución es prácticamente imposible aun en incendios, pandemias, otras crisis. Debemos definir mejor que es "Establecimiento de larga estadía" en Salud. La heterogeneidad de la población hace que los servicios que se brindan sean muy diferentes para sujetos con capacidades conservadas en la vida diaria respecto a los que presentan dependencia de diferentes grados y tipos".

Myriam Monczor: ¿Cuáles son los principales nuevos síntomas que observan en la población de la institución?

Mariana Rodríguez: "Los residentes autoválidos que salían cotidianamente a trabajar, hacer compras y socializar presentan diferentes síntomas como ansiedad, irritabilidad, mayor nivel de conflictividad entre ellos y apatía.

Hay personas que han aumentado sus ansiedades paranoides por la situación amenazante propiciada por el virus y la toma de conciencia de su mayor vulnerabilidad, en tanto que son parte de la población de riesgo por edad y por patologías preexistentes.

Los residentes extrañan a sus hijos y nietos y esto muchas veces lo manifiestan con angustia o desgano.

Los residentes de las salas de "semidependencia" padecen patologías discapacitantes que les limitan las salidas de la institución desde antes de la cuarentena. Para ellos el encierro no es un factor de malestar. Lo que sí padecen es la falta de socialización con acompañantes terapéuticos, con asistentes gerontológicos externos y con familiares".

Hugo Pisa: "Se evidencia, en general, incremento de la ansiedad, agotamiento mental y angustia".

Lisandro Mariño: "Vemos fenómenos de aislamiento, resignación y angustia en los residentes; temor en el personal, y marcada desorientación en líneas generales".

Myriam Monczor: ¿Qué quisieran agregar? ¿Cómo lo viven ustedes?

Mariana Rodríguez: "Considero que al personal de contacto directo no se lo está capacitando ni preparando para enfrentar situaciones de contagio, para evitar mayores riesgos y para prepararse por si tienen que hacer cuarentena. Pareciera que para evitar que el personal entre en pánico no se avanza en las capacitaciones que eviten mayores riesgos. Al principio de la pandemia yo estaba exhausta. El hiperalerta, pensar que la amenaza estaba ahí a la vuelta de la esquina. Después, con el tiempo, nos fuimos dando cuenta que no es que el virus iba a entrar inmediatamente. Parecía que nos daba un poquito de tiempo para organizarnos; ahora estamos todos un poco más organizados. Aunque cuando entra un residente nuevo se reactiva la amenaza".

Lisandro Mariño: "Como médico director de Hogar, miembro de una Cámara Provincial que convoca más de 2500 camas y 1500 empleados, veo con preocupación la arquitectura institucional, la escasez de recursos técnicos y otros varios temas que relegan al adulto mayor institucionalizado a un plano de asistencia deficitaria. Hay que considerar sus derechos. Una persona de 95 años no necesita estar 4 meses encerrada sin ver a su familia, sin trabajar su movilidad o sin hacer sus actividades habituales, aunque entiendo que las razones del aislamiento y el distanciamiento son necesarias. Pasó poco tiempo entre el problema y el diseño de las soluciones. Insisto: las instituciones con privacidad, adecuadas ecuaciones de personal/residentes y aislamiento, salieron mejor y sufrieron menos pérdidas humanas por pandemia".

Hugo Pisa: "Sugiero pensar la asistencia a partir del concepto de "Dignidad de riesgo" de Robert Perske: si bien es un concepto muy presente al hablar de sujeciones físicas; lo podemos relacionar con lo que estamos hablando: porque en pos de la seguridad se puede generar indignidad. La sobreprotección deshumaniza, anula al otro.

Tenemos que enfrentar un estado de tensión desde que llegamos a la residencia: hacer la cola con un metro de distancia, el barbijo, el interrogatorio: si estás trabajando en otra institución, dónde, ponerte desinfectante, cambiarte, se empieza el día de trabajo ya complicado; pasamos por todo eso y después tenemos que atender pacientes. Veo a los residentes muy tranquilos, y muy tensos a los encargados de la asistencia. Es una situación que genera vulnerabilidad. Todo se “covidizó ".

Myriam Monczor: Lo que vos decís, que me parece interesante, ¿es que hay como una doble amenaza no? La amenaza de la pandemia y la amenaza del rol dentro del sistema.

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Foto: Lisandro Mariño, sin título, 2020

Hugo Pisa: "Sí. Al mismo tiempo que sos encargado de cuidar, sos potencial contagiador. Está todo el tiempo en juego el control de contingencia. Control de signos vitales, higiene, alimentación y otros."

Mariana Rodríguez: "Yo pienso la diferencia entre los psicólogos y los médicos: la presión está puesta en los médicos".

Hugo Pisa: "Una vez por semana hay un grupo de contención en el que participa todo el equipo. Eso afloja y está bueno".

Myriam Monczor: En la residencia en que vos trabajás, Mariana, ¿también se reúnen a reflexionar sobre lo que pasa?

Mariana Rodríguez: "No. La fantasía es mejor no hablar para que la gente no entre en pánico y no se descontrole".

Lisandro Mariño: "Hablamos varias veces por semana en los cambios de guardia. Unos días para marcar pautas y otros para agradecer el esfuerzo y la responsabilidad de los trabajadores de Sanidad. Muchos trabajadores no están formados para trabajar en emergencias o crisis largas".

Myriam Monczor: ¿Se está hablando en las residencias de la post pandemia?

Mariana Rodriguez y Hugo Pisa: "Por ahora no".

Lisandro Mariño: "Hay que resolver muchas cosas en este momento, pero van quedar unos cuantos aprendizajes. Las instituciones privadas, de 30 a 100 residentes debimos aprender a unirnos, generar compras en grupo, todo en un tiempo muy breve. La post pandemia será un placer: independientemente del cómo, habrá terminado la pandemia"

Myriam Monczor: "Muchas gracias a los tres!"

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