Capítulo de Psiquiatría Infanto -Juvenil.
Revista Sinopsis se reunió con los miembros del Capítulo de Psiquiatría Infanto-Juvenil en el último Congreso de APSA en Mar del Plata. Allí se hizo evidente que han logrado la conformación de un equipo, con mucho trabajo minucioso, como dicen ellos. En breves palabras dieron cuenta del espíritu y del sentido del capítulo.Y hacia el final, abordaron un tema candente: la eventual disminución de la edad de imputabilidad, donde tienen mucho para decir.
Mónica Turtela - Soy la Dra. Mónica Turtela, especialista jerarquizada y consultora en psiquiatría infanto - juvenil, directora del Curso Superior de Psiquiatría Infanto juvenil del Colegio de Médicos del distrito IV de la provincia de Buenos Aires desde hace 17 años y actual presidenta del Capítulo de Psiquiatría Infanto - Juvenil de APSA desde agosto de 2018. El capítulo siempre ha trabajado en equipo, tiene una larga trayectoria, con algunos miembros permanentes desde hace muchos años y otros que se han incorporado en los últimos tiempos. El año pasado empezamos a tener mayor número de actividades. Por ejemplo, el Comité Organizador del Congreso nos invitó a participar de uno de los tres módulos del curso intracongreso intensivo y nosotros trabajamos sobre la diversidad de género y la parentalidad. Estamos con muchos proyectos, cursos y jornadas.
En el 2019 se incorporó mucha gente nueva al capítulo, somos en este momento 15 integrantes, de los cuales cinco son nuevos. Algunos son del interior, la idea es que sea participativo, trabajar en equipo y que sea federal. Hacemos una reunión mensual y en ella algunos se comunican por Skype. Son los primeros lunes de cada mes de 19 a 21hs. En sede de APSA.
También está gestándose un congreso para el 2020 en el interior del país. Una posibilidad era hacerlo con Gastón Noriega, un congreso de niños y adolescentes en Santiago del Estero, pero aún no tenemos el lugar, estamos haciendo los contactos.
Julio Fernández - Yo soy Julio Fernández, psiquiatra infanto juvenil jerarquizado en la especialidad de Niños, soy el vicepresidente del Capítulo en la gestión 2018-2020. Fue la Dra. Liliana Moneta quien generó mi participación en este capítulo: un día me escuchó en una mesa y me dijo: "Tenés que venir al capítulo" y como soy muy obediente le hice caso a la doctora y aquí estoy muy contento de participar. Siempre las propuestas y presentaciones del capítulo son muy interesantes en los congresos, con un nivel de compromiso por parte de la gente en lo académico muy importante. Es sumamente enriquecedor para un profesional participar en una asociación en contacto con los colegas donde uno siempre está dispuesto a aprender, porque en esta profesión todos los días se aprende: lo que hoy se indica mañana no, la relación de una madre con un niño no es la misma que hace cinco años, se va modificando.
Nosotros en esta gestión nos propusimos con Mónica tener como un eje la participación federal y la generación de propuestas con colegas de otros capítulos en jornadas y otras actividades. Por otro lado estamos también organizando la posibilidad de supervisiones externas con profesionales del capítulo, desde el capítulo hacia el resto de la comunidad, especialmente residencias del interior o colegas del interior, que a veces tiene casos que se complejizan y uno pretende tener todo el saber pero a veces uno no puede saber cómo hacer, estamos propiciando hacer ese lugar de encuentro. También estamos tratando de jerarquizar a los miembros del capítulo que hacen docencia con un certificado que le de APSA que sirva para el currículum y le de puntaje para las recertificaciones que en provincia es esencial.
Como psiquiatras Infanto-Juveniles tenemos un compromiso social, queremos que desde el capítulo salgan propuestas para políticas públicas que se puedan hacer en relación a la niñez. Vamos a ser muy fuertes en proponer desde nuestros saberes alternativas a políticas de Estado que sean más beneficiosas para los niños.
Mónica Turtela - Quiero agregar que además de las supervisiones externas hacemos supervisiones internas entre las personas del capítulo. Muchas veces llevamos material clínico y supervisamos entre nosotros. Muchas veces se dan clases clases de temas actuales.
Sinopsis - ¿Podrían otros miembros de APSA traer material también y acceder a una supervisión por parte del capítulo o alguno de sus miembros?
Mónica Turtela - Sí, por supuesto, es parte del trabajo científico más abierto a otros psiquiatras y parte de la responsabilidad de poder ayudar. Recién me encontré el Dr. Zaratiegui , en el Instituto de Formación Superior de APSA se está pensando en organizar un curso de más de 51 hs, que da puntaje en el interior con clases teóricas y prácticas.
Débora Mular
Ramiro Pérez Martin - Yo soy psiquiatra infanto - juvenil y psicoterapeuta, hice mi formación previa como pediatra aunque ya no ejerzo, hace 5 años terminé mi jefatura de residencia del Hospital Tobar García. Incorporarme más activamente a la asociación fue un paso muy importante en cuanto a los espacios académicos y científicos por fuera ya de un hospital. Justo me había mudado a Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires, venía de estar en otros capítulos y hace aproximadamente dos años encontré un espacio aquí donde lo que más quisiera resaltar es el lugar que me ofrecieron para hacer con libertad, y eso para mí tiene un valor enorme. Me dieron enseguida un lugar para participar muy activamente incluso en el Congreso, y con libertad teórica, quiero resaltar la pluralidad teórica que se promueve desde la asociación, yo acá la vivo, y eso me entusiasma.
Mariana Moreno - Yo soy psiquiatra infanto-juvenil, soy la Secretaria del capítulo, participo desde el año 2008. En realidad participé anteriormente, pero me retiré un tiempo y por suerte una serie de cosas muy buenas que ocurrieron en la asociación a nivel general me permitieron volver a participar junto con Mónica Turtela. Y desde esa época participo activamente. El capítulo es un espacio por excelencia de aprendizaje, de contención, de conversación, de generación de vínculos de confianza, y de libre expresión, como decía Ramiro.
Todos tenemos funciones diferentes por fuera del capítulo, tenemos actividades diferentes y sin embargo al reunirnos esa variedad que trae cada uno nos enriquece muchísimo y por eso se pueden generar las cosas que se generan. En estos años, gracias a esa apertura, a estas ganas de seguir aprendiendo, de acompañarnos, de generar un espacio científico, es que el capítulo ha crecido y estamos muy contentos con eso. Y también tratando de sostener esta idea de democracia, y que nuestro capítulo sea, como nuestra asociación, un lugar federal.
Federico Pace - Soy psiquiatra infanto juvenil, actualmente médico de guardia del Hospital Alvear. Me acerqué al capítulo en noviembre del 2018, soy el último que se incorporó por sugerencia de Ramiro y de la Dra. Pedró Siegert, que son colegas que conozco hace tiempo y los motivos de los que hablaba recién Ramiro son los que me convocaron, esta libertad, esta amplitud en el recibimiento, la posibilidad de participar de entrada en proyectos, como si fuera un miembro del capítulo que hubiese estado históricamente. Me generó una satisfacción enorme poder presentar en el congreso y que mis compañeros asistan a escucharme. Sobre todo, porque cuando uno termina la formación hospitalaria como profesional queda un poco a la deriva en cuanto a la pertenencia a una institución, y APSA y el capítulo me permitieron eso, la pertenencia, con una identidad en cuanto a la práctica profesional y a la ética con la que coincido, y en la que creo que la conducción de APSA va por el mismo camino. Estoy agradecido por todo esto.
Antonio Gorrini - Soy psiquiatra de niños y hace unos cuantos años que estoy en el capítulo. Una cosa que me encanta, que me apasiona, que me gusta muchísimo es la gran variedad y diversidad de colegas que hacen la misma práctica desde distintos lugares, desde distintas injerencias y con distintas miradas y distintas conceptualizaciones así que poder analizar la información existente, poder opinar, pensarla, discutirla, interpretar, llegar a una conclusión de consenso entre personas que hacemos lo mismo en distintos lugares me parece que es algo muy muy valioso. Es un espacio que estoy muy interesado en mantener, seguir, y fomentar, incrementar, llevar para adelante. Tenés personas que trabajan en la trinchera en el hospital, personas que trabajan desde una obra social, desde el sistema privado, personas que trabajan desde las clasificaciones actualizadas con la nomenclatura actual neurocognitiva, personas que tienen una formación más psicoanalítica, o más sistémica, o más social, personas que teniendo una formación integral en todas esas áreas, algunas con mayor desarrollo de alguna de esas áreas. Primero aprendés cosas que no sabés, pero después aprendés cómo es el ejercicio de la profesión desde el lugar de acción diferente, porque no es lo mismo estar abajo en la trinchera que estar arriba en una organización comercial, o estar en una institución científica, entonces poder valorar la realidad desde los distintos lugares de acción también me parece muy valioso.
Mariana Pedró Siegert - Yo soy psiquiatra infanto juvenil, me formé en el Hospital Tobar García y la verdad es que acá en este capítulo encontré mucha apertura y mucha predisposición para recibir a la gente como yo que terminamos la residencia hace poco y estábamos con ganas de poder participar de algún grupo que nos de esa continuidad de formación y de apoyo e intercambio mutuo con colegas y la verdad es que encontré un muy lindo grupo humano, me sentí muy bien recibida y eso era justamente lo que estaba buscando, un grupo de intercambio para seguir pensando la clínica, y seguir desarrollando mi profesión , y aquí me siento muy a gusto.
Ramiro Pérez Martin - Quisiera agregar muy brevemente que participo del capítulo via skype la gran mayoría de las veces porque vivo en Trenque Lauquen, y quiero agradecer a Mariana Moreno por haber pensado en mí para la vocalía suplente de la provincia de Buenos Aires.
Sinopsis - ¿Podemos preguntar por cinco textos básicos que toda persona que ingresa al capítulo debería haber leído?
Mariana Moreno - Una autora española, María Jesús Mardomingo Sanz que es una psiquiatra de la ostia, muy pedagógica y muy didáctica. Está el libro de ella (Tratado de Psiquiatría del Niño y del Adolescente) y otros de ella y su equipo. Los que me conocen saben, soy fanática de Winnicott, hay que leer la obra de Winnicott, especialmente "Deprivación y delincuencia", para poder pensar los trastornos de conducta de los niños. Es un libro tan actual para todo lo que sucede hoy , para mirar la complejidad de todo con lo que nos encontramos y "El proceso de desarrollo de maduración del niño" también es otro libro donde Winnicott escribe como psiquiatra infantil y describe al psiquiatra infantil y me siento muy identificada con eso.
Mónica Turtela - Yo también, como Mariana dice que es una fanática de Winnicott, adhiero a él, y soy una fanática de Spitz, me parecen muy importantes los psicoanalistas infantiles los que llamamos ambientalistas, porque no solamente hablan de un aparato psíquico desde Freud que por supuesto es una lectura importante , las obras completas de Freud, ya es demasiado pero no importa, Freud. Y de Spitz, La formación del yo, es un libro muy importante. Los mecanismos de defensa de Anna Freud, que también es muy interesante y hay un libro, yo me formé con David Maldavsky y con Clara Roitman de Maldavsky. Ella tiene un libro que se llama "Los caminos detenidos" y en ese libro está todo lo que tiene que ver con la formación, la estructuración del yo, las diferentes patologías entre las cuales está todo lo psicosomático, es un libro que recomiendo mucho.
Débora Mular
Julio Fernández - Un libro que ningún psiquiatra infanto juvenil debe dejar de leer es el Manual de Psiquiatría Infantil de Ajuriaguerra, es uno de los clásicos, adhiero a Spitz, a Bowlby, a la escuela inglesa en esto, y de nuestro país , como tenemos que tener formación en psicofarmacología, por supuesto los libros de Silvia Wikinski y Gabriela Juffe que son los importantes para tener en cuenta en todo lo que es lo farmacológico.
Ramiro Pérez Martin - La Clasificación francesa de trastornos mentales de niños y adolescentes, el Tratado de psiquiatría del niño y el adolescente de Lebovici, Diatkine y Soulé, que son 7 tomos, no se consiguen todos pero se intenta, un libro muy interesante que se llama A cada cual su cerebro, de Ansermet y Magistretti, un neurocientifico y un psicoanalista, y otro muy interesante de Maria Bjerg, El Viaje de los Niños. Inmigración, Infancia y Memoria en la Argentina de la Segunda Posguerra (Buenos Aires: Edhasa, 2012) relatado a partir de historias de ahora adultos que llegaron a la Argentina siendo niños. Es una prosa narrativa muy muy interesante y conmovedor para entender qué infancias llegaron acá y que son mis abuelos, mis tíos, entender un poco de eso que también nos atraviesa.
Antonio Gorrini - Y así como uno tiene que conocer la psicología, los procesos psicogenéticos y los procesos psicopatológicos y conocer la semiología y las manifestaciones de la clínica de la psiquiatría infantil me parece que hay algo muy importante que conocer que es un contenido académico que no conozco un libro específico que lo abarque de manera completa pero sí un contenido académico a desarrollar que es la fisiología de las funciones mentales, la fisiología del desarrollo y el neurodesarrollo desde el punto de vista neurofisiológico y después desde el punto de vista de la fisiopatología del desarrollo, cómo ese neurodesarrollo fisiológico puede estar afectado y puede tener distintas manifestaciones a nivel mental que no serían psicogenéticos sino fisiopatológicos.
Mónica Turtela - Uno más : Psicofarmacología y Neurociencia en Pediatría de María Cristina Brió.
Sinopsis - ¿Y qué textos de literatura pueden ser enriquecedores para aquellos que quieren dedicarse a niños y adolescentes?
Mariana Moreno - Lo volví a leer hace poquito y me reubicó, Demián de Herman Hesse para los que quieran hablar, escuchar, y conversar con los adolescentes.Otro es Mi planta de naranja-lima. La literatura infantil en general, incluso Caperucita Roja.
Federico Pace - Hay un libro que se llama Nanina, es una novela de Germán García, escritor y psicoanalista argentino muy reconocido, una autobiografía de él hasta los 23 años que fue cuando la escribió, que fue muy exitosa en su momento y que me parece que es muy interesante porque él hace un recorrido de su infancia en Junín hasta su ida a Buenos Aires un poco a la intemperie y me parece que explica y cuenta la niñez desde un lugar no de la inocencia sino desde esas exploraciones que tienen los niños en sus juegos, las maldades que tienen los niños en las travesuras, los pensamientos que tienen los niños sobre los adultos y las tramas que ocurren en las familias, que dejan ser tramas familiares de películas de Disney y tienen una complejidad importante y cómo el niño puede encontrar recursos para hacer con eso.
Antonio Gorrini - Hay un libro que leí hace mucho tiempo que es Marianela, de Benito Pérez Galdós, cómo la gente construye un relato a partir de lo que imagina, que es bastante diferente de lo que es la realidad. Para la salud mental en general.
Liliana Moneta - Soy especialista jerarquizada en Psiquiatría y Psicología pediátrica, presidenta honoraria de este capítulo. Soy socia de APSA desde 1986, cuando entré de la mano del Dr.Miguel Materazzi. Empecé a descubrir todo un mundo que era nuevo para mí en lo que eran los principios de mi especialidad. APSA no era lo que hoy es. Era un departamento en una zona de Retiro, en donde los socios íbamos, abonábamos la cuota y recibíamos publicaciones en términos generales. A los pocos años se empezaron a formar los primeros capítulos o esbozos de capítulos. A principios de los 90, simultáneamente al capítulo de Neurociencias, se creó el Capítulo de Psiquiatría Infanto Juvenil, donde yo era la mosca blanca de la psiquiatría biológica. En ese momento era presidente el dr Héctor Basile, y nos reuníamos en su departamento de la calle Bustamante, donde el proyecto principal era generar dentro del capítulo secciones acorde a las otras especialidades de cada uno. Subespecialidades de la especialidad, por ejemplo, se había generado un comité de adolescencia donde estaba María Ester Estrada, un comité de cero a cinco, donde estaba María Lourdes Rainieri. Yo tengo una mirada más psicoanalítica-social, por mi desempeño en antropología y sociología, pero no puedo dejar de obviar toda la cuestión neurocientífica. En la actualidad el capítulo se mantiene como uno de los más productivos, y realmente con muchas presentaciones, en los congresos y extra congresos. Hice toda la "carrera", empecé como miembro, luego como secretaria por cuatro años, después seguí como vicepresidenta también cuatro años y como presidenta seis años. Y en esta trayectoria la intención era utópica, ideal, era convocar a gente posicionada dentro del área, como Beatriz Moyano, Silvia Baetti, y un día surgió la idea de invitar también gente de afuera, sociólogos, investigadores del Conicet, antropólogos, para trabajar en forma interdisciplinaria que es la forma de trabajo en infanto juvenil. Fue bastante ambicioso y después fue decantando. Pero siempre quedó ese espíritu en este capítulo. Algo para resaltar de la gestión actual del capítulo es que hay un lugar de convocatoria para los presidentes honorarios - hoy mismo me han llamado a incluirme en este espacio. El capítulo tuvo muchos hitos y momentos de conflicto, momentos en que la gente hacía un "touch and go", ingresaba, escuchaba, participaba y se iba, momentos en que se nos cuestionó una cierta endogamia, momentos de conflictividad que atravesarlos resultó productivo y constructivo. Gracias a estas marcaciones se ha podido evolucionar. Y si bien ha pasado mucha agua bajo el puente, el espíritu de idealización y utopía se mantiene, quizás anclado en esto que dicen de los que hacemos infanto juvenil, que somos particulares. También resultó arduo a lo largo de los años la inclusión de un Capítulo de niños y adolescentes en una sociedad de psiquiatría. Después vinieron el Capítulo de apego, el Capítulo de discapacidad, pero el Capítulo de infanto - juvenil hizo punta en el posicionamiento de la temática.
Mónica Turtela trae la memoria de las experiencias de trabajo compartidas con otros capítulos; el de Interconsulta, el de Trastornos de la conducta alimentaria, el de Familia, el de Prevención. - " Ha sido un trabajo progresivo, minucioso, de a poquito, la instalación de la temática de los niños y adolescentes a lo largo de los años en la institución. También observamos que la mirada de APSA es otra actualmente en relación a ella."
Una de las preocupaciones actuales del grupo que coincide con la preocupación de APSA son los fuertes rumores acerca de la baja de la edad de imputabilidad que se viene promoviendo.
Ramiro Pérez Martin - Es un tema muy complejo y hay diversas formas de abordarlo.
Recortando quizá las dos principales, la primera de las cuales creo nos atañe específicamente a la especialidad (psiq inf-juv):
- Si un niño o adolescente tiene la capacidad mental de discernir aquello que la ley pena (lo que está mal - si se puede o no robar, matar, violar), en mi opinión es una postura netamente teórica del desarrollo y ciertamente reduccionista. Implica imaginar al niño únicamente como ese del libro, con un desarrollo normal o saludable desde el momento cero de su desarrollo pero totalmente aislado del contexto real bio-psico-socio-histórico, un niño de ficción, casi de laboratorio, aislado de la clínica y de la vida. Este niño de ficción seguramente que es capaz de discernir lo que la ley pena antes de los 16 años pero ningún niño se desarrolla aislado del contexto. Viven inmersos en un determinado mundo de “oportunidades”, mundo que comienza ya en el embarazo y que pueden ser oportunidades tenebrosas ya desde aquel momento. Esta mirada aunque tentadora para nuestra especialidad creo que no es sostenible para pensar qué hacer con este tema.
- En mi opinión, es un tema que se define desde lo sociopolitico: cuál creemos que es el problema de la delincuencia juvenil en Argentina y qué destino creemos que el Estado debería ofrecerle a los adolescentes con problemas con la ley penal. Que necesitamos buscar nuestra manera de resolver ese tema y no mirar a otros países con leyes distintas pero además con realidades, historias, culturas y Estados que también son diferentes.
En mi práctica forense, veo que quienes tienen problemas con la ley son varones adolescentes casi en su totalidad y que la gran mayoría de ellos, se caracterizan por tener más de una de las siguientes características: ser pobres, hijos de una madre adolescente al momento de su nacimiento, tener escaso apoyo familiar y social en la crianza, padres ausentes, madres violentadas, crianzas violentas y en soledad, consumo abusivo de sustancias, abandono escolar, identificación positiva con la marginalidad, el delito, la violencia o la ley del más fuerte, sintomatología depresiva de fondo, etc, por mencionar las más frecuentes. Y estos creo son los temas a resolver, que subyacen al hecho delictivo en sí.
Esta posición no justifica el delito pero sí entiende que hay una secuencia en la vida de alguien, donde la vulneración de derechos básicos consagrados constitucionalmente y las características de ese “mundo tenebroso de oportunidades” es naturalizado ya desde los primeros años de vida. Creo que los médicos y en especial los psiquiatras y psiquiatras infanto-juveniles tenemos que pensar más en cómo aportar en cuanto a prevención primaria y crianza saludable, de la mano de los pediatras y las escuelas, que dejarnos tentar por un clima político que nos entrona como dueños de una falso y descontextualizado saber para hacer de los adolescentes la variable de ajuste de la inseguridad.
Hay fenómenos grupales silenciosos que si el observador no los registra se pierden en una crónica de enunciados: el grupo de profesionales se ha sentado en semicírculo en la planta baja del hotel, y el micrófono va pasando de miembro en miembro bajo la mirada notoriamente amorosa de Mónica Turtela y Mariana Moreno. Un cuidado más allá, un "holding" grupal donde se evidencia un trabajo profundo de grupo. Tienen muy claro que no es sobresalir ni ocupar el foco de atención lo que permite el crecimiento y desarrollo del pensamiento en conjunto sino una mirada sobre las necesidades de los jóvenes psiquiatras y la calidez del alojamiento de las terribles realidades de las que son testigos día a día, en la experiencia jugosa de muchos años con jóvenes, adolescentes y niños. Y es así, con la suma del trabajo de muchos colegas, y la suma del trabajo de muchos grupos y capítulos que se va instituyendo la identidad del psiquiatra colectivamente.
Sociedades violentadas, adolescentes violentados.
Sobre la baja de la imputabilidad.
tomado de:https://pixabay.com/es/illustrations/teclado-equipo-bot%C3%B3n-vacaciones-393838/
En Argentina la ley penal prevee que los adolescentes a partir de los 16 años sólo son punibles (es decir, que merecen castigo) si cometen delitos con penas mayores a dos años (por ejemplo, homicidios dolosos) pero recién a los 18 pueden empezar a cumplir dicha pena en una cárcel. Hasta ese momento, estos menores pueden estar privados de su libertad en institutos especializados o centros cerrados.
El 3,8% de los menores en conflicto con la ley tiene menos de 16, y no existen estudios nacionales actualizados sobre la situación de los adolescentes y la ley. El último estudio, en 2015 de la Secretaría de Niñez y Adolescencia de la Nación y Unicef, muestra que en la Argentina hay casi 7.200 menores en conflicto con la ley (es decir, que se encuentran cumpliendo una pena o restricción dictada por un juez), de los cuales el 18% (más de 1.300) se encontraban presos en alcaidías, centros cerrados y comisarías. El resto estaban, sobre todo, bajo programas de supervisión estatal donde los jóvenes cumplen las medidas judiciales en su entorno familiar y comunitario.
Otro dato interesante es que según el Ministerio de justicia de la Nación, de las 37.000 sentencias con condena en el 2016 solo el 0,4% correspondieron a menores de 16 y 17 años.
La Provincia de Buenos Aires tiene estadísticas sobre las investigaciones penales preparatorias (IPP) iniciadas en la Justicia provincial donde en 2017 se iniciaron 26 mil IPP en el fuero penal juvenil de la Provincia contra 800 mil IPP en el mismo fuero en adultos. Es decir que las denuncias de delitos cometidos por menores de 16 y 17 años representaron un 3,2% en relación a los cometidos por adultos.
Más allá de estos datos duros, interesantes de analizar, desde la mirada del Psiquiatra Infanto Juvenil, podemos establecer que desde el “supuesto, imaginario social”, ¿hablar que bajar la edad de imputabilidad es bajar el índice de delito general o sólo de los menores?, a mi entender constituye un acto claro de vulnerar la posibilidad de vida de un adolescente que en la mayoría de los casos su condición de vida ya lo excluye de una sociedad que utiliza el discurso de otros a los que le supone saber, en especial personajes mediáticos, que poco saben del tema y que dan opiniones certeras que se instalan desde el arte de comunicar y masifican el pensamiento social en conceptos como “pibes chorros” y allí aparece la construcción dialéctica sin sustento, donde se intenta solucionar, remediar o al menos paliar la ausencia de una política criminal sostenida y sustentable con estadísticas delictivas casi nulas, la fortísima desigualdad, pobreza y exclusión social, o las notorias tensiones entre jurisdicciones y fueros. A eso se le opone otra construcción dialéctica “ningún pibe nace chorro”, con la diferencia que ésta se puede ampliamente fundamentar desde las distintas visiones.
Desde determinadas visiones antropológicas existe en muchos sectores un pensamiento analógico entre los pobres y el mundo animal en relación a lo instintual, la idea, en términos más conscientes o más inconscientes (en los medios esto es más explícito) que los sectores populares funcionan más por instinto “paren como conejos”, el concepto de manada; que el acceso a la cultura es exclusivo de sectores medios y altos. También aparece el concepto de “negro” de los sectores populares y pensamos que todos los sectores medios y altos somos blancos; este es un entramado no resuelto que se cruza con lo étnico y lo fenotípico.
Desde una teoría evolucionista del hombre: aparece el más primitivo y el más evolucionado. Se habla de una alta cultura y una baja carente de racionalidad porque “funcionan por instinto” y lo relacionan con determinada música, excesos, tasas de natalidad, criminalización de la pobreza, promiscuidad, hacinamiento, sin pensar que todo esto repercute en lo físico y en lo psíquico.
Débora Mular
Ahora bien “pibes chorros”, ningún pibe nace chorro”. Me pregunto quiénes son esos “pibes” a los cuales se los significa con la palabra “chorros” para un bien como para un mal.
Desde la perspectiva del “bien”, la lógica lleva a pensar que un pibe que es contenido en su educación, cultura y afectos, no tendría por qué ser un “chorro”; Pero… existe la exclusión social, donde el 50% de los menores de 16 años están por debajo de la línea de pobreza y en ese dato duro hay un 11% de niños con hambre. Son esos pibes de la pobreza en estos datos: 41,2% de niños bajo la pobreza estructural, 63.4% de niños privados de derechos; 51.7% de niños en hogares pobres. ¿Y esto tiene consecuencias sociales? En este sentido Benvin, Rivera y Tromben (2016) definen a la “pobreza de tiempo” como una restricción a la libertad y a las oportunidades de definir el tiempo que un individuo dedica a las actividades que valora, con efectos negativos para su bienestar presente y el futuro. El estudio financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, con base en Seattle (EE. UU.), es uno de los primeros en estudiar cómo los cerebros de bebés y niños de países en vías de desarrollo responden ante la adversidad, han demostrado con pruebas de resonancia magnética (MRI) en doce bebés de dos a tres meses de edad con un déficit en su crecimiento, identificaron un volumen de materia gris menor que en el grupo de control utilizado para el estudio. Además, los científicos asociaron tener menos materia gris con una peor puntuación en las pruebas de lenguaje y memoria visual a los seis meses de edad, es decir es una población con alta vulnerabilidad que no será “productiva” en términos de la economía de un país, una población que no podrá acceder a las mismas oportunidades que el resto. Y la respuesta que el estado actual da, es una pretendida baja en la edad de imputabilidad y esto se traduce en el aumento de las detenciones por actos delictivos (por ejemplo: hurto de alimentos) en flagrancia donde es la palabra del policía como única prueba de verdad.
¿Cómo sería esto de “ningún pibe nace chorro”?, debemos preguntarnos a qué pibe nos referimos; a quien está dentro del 50% por debajo de la pobreza, o al pibe que crece en un hogar con sus necesidades cubiertas? Acá se establece una grieta y aparece que la pobreza es signo de criminalidad, ahora, ¿Se criminaliza la pobreza o a los pobres? Si es justa la ley, ¿por qué estamos preocupados porque se criminaliza la pobreza? Aparece que el problema son las políticas económicas y sociales del gobierno actual las que contribuyen a crear pobreza. No solamente las leyes criminalizan a los pobres, sino que los gobernantes contribuyen a la constitución de la pobreza, si es pobre, por algo será, si le van mal las cosas, es que no se ha esforzado suficiente, este es el discurso del liberalismo económico, que entroniza la figura del emprendedor como modelo social y sitúa la competitividad como motor de cualquier progreso, entonces, podría pensarse un pibe nacido en este modelo no nace chorro.
Pensemos desde el lado malo “pibes chorros”, serían aquellos que no portan el mérito, serían aquellos pibes que el liberalismo económico no los entroniza en ser meritocráticos solo pueden ser pibes chorros, portadores de cara, que seguramente quieren pertenecer pero no tienen privilegios; si tomando la frase “pertenecer tiene sus privilegios”, el privilegio es la variable de ajuste de una sociedad que embelesada con los zócalos de cadenas de televisión repiten como un mantra “pibes chorros”, arrasados de pensamiento crítico.
Existe una desigualdad estructural, un sistema desigual que se naturaliza y por lo tanto el acceso a la educación, al trabajo se transforma en algo puramente meritocráticos que nos impide pensar en cómo cambiar para ofrecer una sociedad más justa con acceso a otros derechos y otras calidades de vida donde el esfuerzo se recompense y el disfrute sea posible.
Voy a transcribir una frase de Mayra Arena: “La realidad es que la violencia empieza a ser una forma de vengarse de los demás por todo eso que ellos tienen y vos no. Y además, incorporamos erróneamente la idea de que cuando somos violentos nos tienen otro respeto, porque cuando una empieza a ser violenta, te dejan de preguntar por qué tenés las zapatillas rotas, por qué tu mochila es tan vieja, por qué nunca traés lo que pide la seño, por qué tus útiles son de varón…".
Maya propone diferentes respuestas:
“los pobres tenemos hijos porque es lo único que podemos tener”,
“usamos zapatillas carísimas porque, después de años de usar zapatillas donadas de la Iglesia, el día que te podés comprar un par se tiene que notar; nos sentimos muchos menos pobres”,
“se nos condena por no ser respetuosos, pero nadie se pregunta si recibimos respeto”
“no nos escandalizamos con la pobreza“
“la única violencia que molesta es la de los pobres”
“es una injusticia que condenen a los pobres por no ser educados cuando nadie se pregunta si recibieron educación o por ser fríos cuando nadie se pregunta si recibieron amor”
“una familia que te invita a su casa a jugar te enseña mucho más que a usar el baño, te enseña que la vida puede ser de otra manera. Nadie elige con que baño nacer”
“no somos invisibles”
En otra de sus exposiciones plantea que se tiene la visión de un “pobre” como un CUERPO que solo debe buscar alimento y cobijo sin DESEO. El pobre aprende a sobrevivir y a resolver con lo poco que tienen.
Bajar la edad de imputabilidad es criminalizar la pobreza, criminalizar a un niño, para no apostar a leyes que sean inclusivas, para que ningún pibe sea chorro.
Podemos inferir que estxs adolescentes han sido “deprivados”. Entendiendo como dice Winnicott que “la verdadera deprivación se da cuando el niño ha perdido algo bueno que, hasta un momento determinado, ejerció un efecto positivo sobre su existencia y que le ha sido quitado; el despojo ha persistido por un lapso tan prolongado que el niño ya no puede mantener vivo el recuerdo de la experiencia vivida”. Esa deprivación, que incluye las experiencias tempranas y tardías, el trauma en sí y los estados traumáticos sostenidos, determinará la manifestación de conductas antisociales en todos los ámbitos. Es el ambiente el que deberá proporcionar una nueva oportunidad para las relaciones del yo, dado que el niño ha percibido que su tendencia antisocial se originó en una falla ambiental en el soporte del yo. A su vez, esa conducta antisocial del niñx y/o adolescente es una expresión de esperanza. Esperanza de que el entorno responda a sus necesidades y le devuelva lo que perdió.
Si consideramos que el sentimiento de exclusión social que viven cotidianamente muchos de nuestros jóvenes, es oriundo del hogar y son sus referentes afectivos quienes han perdido, están perdiendo o viven atemorizados de perder su lugar en lo social, ¿cómo se puede ejercer la función de cuidado en tal circunstancia? Esta pérdida, consumada o potencial, es "la deprivación, en la cual están implicados los padres", que afecta profundamente la crianza, lo cual se manifestará en la conducta de lxs niñxs y lxs jóvenes, que serán, donde tengan ocasión de serlo, "la voz desenfrenada de la exclusión social de sus padres, de su marginalidad".
Quien queda marginado, a quien no se le hace lugar, irrumpe con violencia. Marginalidad de la que tendremos que hacernos cargo como sociedad y que claramente no se soluciona bajando la edad de imputabilidad.
Como psiquiatras infanto juveniles nos enfrentamos a la diversidad sintomática que esta problemática produce:
Trastornos de conducta
Dificultades en la aceptación de límites, baja tolerancia a las frustraciones
Situaciones de violencia
Conductas de riesgo
Depresión
Resentimiento
Dificultad en verbalizar y procesar los afectos
Inhibiciones
Deficiencias cognitivas
Trastornos del aprendizaje
Disfuncionalidad familiar
Son muchos interrogantes que nos abren la posibilidad de pensar, de cuestionar, de trabajar terapéuticamente con un sector de la población que funciona en continua y rápida evolución, íntimamente ligado a las vicisitudes de un contexto especialmente vulnerable y que posee una forma específica de enfermar sufriendo el desprecio de lo diferente que orienta las clasificaciones de los otros distintos.
Las respuestas rápidas nos “encierran” y condenan a un pensamiento en tinieblas, el Dr. Ezequiel Adamovsky en Historia habla de Micro Fascismo es un término que utiliza para describir el nivel de intolerancia, violencia, irritabilidad de muchas personas contra cualquier cosa que huela a política, a solidaridad con los más pobres o a defensa de derechos colectivos. Plantea que es micro, no por pequeño, sino por lo difuso. Porque es capilar y está en todas partes.
Propone como salidas posibles que las personas con llegada a la población tienen que explicar que no existe felicidad individual aislada de la comunidad y que esta no se sostiene sin derechos garantizados para la mayoría y que esos derechos vienen como logros de luchas y reivindicaciones colectivas.
El filósofo francés Jacques Ranciere plantea que no estamos frente al capitalismo, sino que vivimos en su mundo. Defiende la idea de que los movimientos de protesta sólo tienen éxito cuando logran detener el curso del tiempo e instaurar por un momento, otro, fuera de las agendas del sistema. Son semillas de autonomía que producen bosque de transformación.
Para concluir un niño sin infancia queda por fuera de su deseo de ser niño.
“En cada acto adulto la infancia nos vigila” (Raúl González Tuñón)